Marah - "20000 Streets under the sky" (2004)

Crítica: Marah - "20000 Streets under the sky" (2004)

...la sucesión de canciones es rutilante, dentro de un rock engendrado desde el momento de la creación compositiva hasta la épica de la grabación y ensayo...

Por Jorge García.


Si estableciésemos una línea cronológica de la trayectoria de la banda de Filadelfia Marah atendiendo a su discografía, en la misma encontraríamos ciertos puntos álgidos que habrían de marcar los momentos cruciales del grupo durante la primera década de vida del mismo.

En este sentido, el año 2000 podría ser considerado como un esperanzador comienzo gracias al emblemático disco "Kids in Philly" con el cual llaman la atención de algunos grandes nombres del rock americano como Bruce Springsteen o Steve Earle.

En 2005 establecerían su particular cima creativa con el sublime "If you didn't laugh, you'd cry" del que ya hablamos aquí. Es posible que en 2008, "Angels of destruction" no alcance el nivel de pretéritos trabajos (aunque yo no he estado nunca de acuerdo con esta afirmación general), pero sin duda el grupo consigue sus mayores cotas de popularidad, giran alrededor del mundo y su status es de estrellas de rock, ofreciendo incendiarios conciertos que encadenan "sold outs" en todas y cada una de las salas en las que actúan.

En medio de estas fechas 'claves' que construyen una efímera biografía discográfica del grupo queda semi-escondido en el año 2004 el estupendo "20000 Streets under the sky". Precisamente de este álbum vamos a hablar hoy en Rock and More.

Es necesario recordar que en el momento de grabar "20000 Streets under the sky", Marah venía de recibir malas críticas por su tercer disco, el no tan malo como algunos dijeron "Float away with the friday night gods" (2002) y que algunos hicieron de las primeras y amables palabras motivo de burla; y lo que eran gentiles comparaciones con Springsteen, se convirtieron en hirientes befas. Marah es a su ciudad natal, Filadelfia, lo que Bruce es a New Jersey, y básicamente eso es lo que demuestran con canciones y sonidos en este disco.

Vuelven a su viejo estudio/garaje en la zona sur de la ciudad, y empiezan a curar viejas heridas a golpe de narrativa urbana, réplica callejera y asunción de culpas, y todo ello en el mejor lugar posible: en casa, al calor del hogar.

A pesar de encontrarnos en la era del CD, el grupo divide el álbum en dos caras: east side y west side, poniendo desde el primer momento las cartas sobre la mesa en cuanto a la temática y espíritu que sobrevolará en el nuevo disco. Desde el primer tema se ve por dónde van los tiros, la primera pieza, que rompe el hielo, es la magnífica y bella "East", un auténtico himno a su ciudad que, ¿por qué no decirlo?, suena a E Street Band y suena de maravilla.

Con las credenciales sónicas y temáticas claras, la sucesión de canciones es rutilante, dentro de un rock engendrado desde el momento de la creación compositiva hasta la épica de la grabación y ensayo de cada tema de manera diáfana y con el foco dirigido al Boss y los suyos. No se esconden ni pretenden regatear evidencias con triquiñuelas desde la mesa de producción, solo hay que escuchar temas tan ineludiblemente asfálticos como "Freedom Park", que es puro suburbio musical, pura calle E, pura Filadelfia.

En la misma línea van el resto de temas, claramente pigmentados en los tonos propios de la ciudad, que es la de los Bielanko, pero puede ser cualquier otra ciudad del mundo, eso sí, aquí con los acentos de Pensilvania.

Se suceden, como un desfile por el centro de la calzada, momentos como "Feather boa", un emotivo relato sobre un travesti con mala suerte; el folk acústico "Tame the tiger", la copla de letanías ancestrales "Pigeon Heart", la encendida balada líquida "Soda", el canto tribal urbano "Pizzeria" aquí poniendo la voz Serge en lugar de Dave, o una hermosura que se desangra al piano y la acústica como "Body".

Aprovechando que esta semana Marah está de visita por España y que difícilmente encuentro mejores bandas de rock en el mundo durante la primera década de este milenio roñoso de ilusión que vivimos, me ha parecido una buena idea rememorar uno de sus mejores discos, un disco que para Dave y Serge Bielanko supuso un auténtico retorno al origen, una feliz vuelta a casa.

Comentarios

  1. Bonita entrada. El disco es una gozada al igual que Kids In Philly y If you didn't laugh, you'd cry. En esa época Marah eran invencibles.

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    1. Totalmente, no tenían rival, ni en disco y menos aún en directo. Es una pena que en un momento dado se les quemasen los plomos.
      Gracias y un saludo.

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