Öpera: "Il Tritico" - Giacomo Puccini - Wiener Staatsoper (Viena, 23/10/2023)


El pasado lunes 23 de octubre, un servidor penetraba por segunda vez en su poco destacable existencia a través de los muros de la Ópera del Estado de Viena para presenciar en esta ocasión, la particular versión operística de "La Divina Comedia" Danteniana revisada por el genial Giacomo Puccini hace ahora algo más de un siglo.

La idea del genio de Lucca era componer una ópera breve de menos de una hora para representar cada episodio de la inmortal obra de su compatriota medieval/renacentista Dante Alighieri para que fuese presentada por todo lo alto en el Metropolitan Opera House de Nueva York, cosa que efectivamente ocurrió el 14 de diciembre de 1918. 

De este modo, para entrar cuanto antes en lo puramente musical, señalaremos que en "Il Tritico", el infierno estaría representado por "Il Tabarro"; el purgatorio por "Suor Angelica" y el cielo por "Gianni Schicchi". No entraremos aquí en lo mejor o peor conseguido que resultó este ambicioso proyecto desde el punto de vista literario o dramático en comparación con la magna creación de Dante, hablaremos únicamente de lo visto y oído el lunes en Viena.





Il Tabarro

Abría la velada como es preceptivo "Il Tabarro". La puesta en escena viene presidida con tres palabras en alemán flotando en luminosos caracteres sobre el escenario, que según avanzan las partes de este todo operístico van desapareciendo. Schwer (difícil), Lich Gluck (felíz) y Sein (Ser). Detrás de los neones se ve desfilar a una serie de personajes de manera cíclica que invocan a determinados instantes de la obra, y que consiguen transmitir la marginalidad y la sordidez que embadurna el argumento y también, ocasionalmente, la luz y el amor juvenil que aparece como una fugaz llamarada.

En los bajos fondos de Paris, a orillas del Sena, Michele (barítono) es el patrón de una barcaza que surca durante todo el día el río, sus operarios están descargando con la noche ya echada sobre sus cabezas los últimos sacos de cemento. Giorgetta (soprano) es la esposa de Michele, mucho más joven que él y se siente atraída por el joven estibador Luigi (tenor). Precisamente, esta atracción dará lugar al drama.

La orquestación arrastra toda la humedad y desesperación que ocupa el corazón de los personajes que vemos en escena, el prestigioso director Philippe Jordan dirige con tono oscuro y lóbrego la cenagosa partitura que el maestro escribió para decorar la trágica historia de "Il Tabarro".

Junto a la viscosa visión orquestal, el equipo coral formado por los diversos personajes secundarios: los estibadores, el vendedor de canciones, la pareja de enamorados... Componen un estado anímico que se adapta a la perfección a la bajeza de la situación que viven y que impregna el sentido general del drama. 

Andrea Giovanetti plasma en su interpretación la candidez necesaria para que Giorgetta sea creíble y acomete la partitura con acento verista sin perder musicalidad. Correcto el jóven Luigi que ofreció el tenor Joshua Guerrero y ciertamente poderoso en cuanto a presencia y voz el barítono Michael Volle - por regla general, más presente en roles Wagnerianos - que aquí da con toda la profunda desesperación del personaje, recreando además a un homicida creíble, acierta plenamente con la psicótica personalidad del personaje principal sin dejar de lado su aspecto de hombre enamorado que se ve abandonado.

Un "Il Tabarro" que incide en las complicadas circunstancias de los personajes, no evita ni diluye la miseria general que ha de plasmarse en la música y el texto y que deja el poso pesimista y trágico que sin duda alguna Puccini pretendía.


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Suor Angelica

Tras el primer episodio, nada hacía prever una "Suor angelica" tan 'ortodoxa' desde el punto de vista escénico. Suor Angelica (soprano), una joven de familia noble, ingresó en un convento tras su escandaloso embarazo siete años atrás. Allí lleva desde entonces una vida de feliz monotonía. Un día le anuncian que su tía, La Princesa (mezzo-soprano), vendrá a visitarla, esta le informará de que su hermana se casará pronto, Angelica aprovecha la ocasión para pedir información a su tía sobre su hijo.

Las diversas monjas del convento narran en líneas de canto ligeras y un tanto aniñadas, el día a día de la institución. Las interpretaciones, dentro de una corrección sin grandes brillanteces, son pronto olvidadas cuando La Princesa, interpretada por una excepcional nezzo germana Michaela Schuster hace su hierática y perversa aparición desencadenando el drama, que llega a gloriosas dimensiones gracias a una soberbia y sumamente emocional y convincente Eleonora Buratto, absoluta estrella de la representación y de la noche en general. Ambas cantantes hacen que una "Suor Angelica" de tantas, pase a ser recordada y que se convierta en algo sumamente especial.


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Gianni Schicchi

Cierra el círculo y por tanto esta panegírica Danteniana el epílogo en clave bufa "Gianni Schicchi". Puccini ya había demostrado su capacidad cómica en los dos primeros actos de "La Boheme" (1895), si bien aquí llega a un punto de mayor frivolidad y desparpajo gracias a la desternillante historia del pícaro Gianni Schicchi (barítono), quien tras las suplicas de los egoístas y despiadados parientes del avaro y tacaño Buoso Donati (bajo) (nombre extraído de la obra de Dante, pues Donati es uno de los cinco ladrones florentinos citados en el 'infierno' de "La Divina Comedia"), fallecido de repentinamente dejando un testamento en el que legaba todos sus bienes a un convento, deciden dejar en manos de Schicchi el asunto. Este, haciéndose pasar por el finado en sus últimos momentos de vida (ocultando lógicamente el cadaver), consigue engañar al notario y convencerle de que es preciso cambiar su testamento antes de morir, adjudicando a su hija Lauretta (soprano) una dote para que pueda casarse con el gallardo Rinuccio (tenor), y dejando al resto de cómplices de la tropelía con un palmo de narices.

Lo más importante para conseguir el triunfo en una ópera como esta, es que la acción consiga resultar bufa, pues "Gianni Schicchi" es un trabajo coral en el que la total compenetración de los personajes es vital para que el equilibrio no de al traste con el hilarante relato escrito originalmente por Giovacchino Forzano.

Cumplido este primer objetivo gracias a un pletórico elenco secundario con presencia estelar de nuevo de la mezzo Michaela Schuster como Zita, es necesario resaltar además, a la coqueta y pizpireta Lauretta de la soprano española Serena Sáenz, que dejó una encendida y sentida "O mio babbino caro" y a su partenaire, el tenor Bogdan Volkov que cumplió como Rinuccio.

Pero fue el formidable barítono italiano Ambogrio Maestri - reputado "Falstaff" - que modeló un Schicchi ejemplar en caracterización, bis cómica y canto fornido y exacto, acentuando cada elemento bufo del personaje con absoluta resolución, quien marcó la diferencia que hizo de la representación un soberano éxito. 

Fue Maestri, en mi opinión, lo mejor de la velada junto a la soprano Eleonora Buratto (como ya se ha comentado más arriba). Finamente, con la solicitud al público de comprensión por parte del estafador Schicchi, terminaba este "Il Tritico" que me imagino que difícilmente habrá dejado a nadie indiferente, pues entiende este escriba que todo lo que se puede sacar de esta triple partitura fue sacado ayer por la majestuosa orquesta de la Opera de Viena y por los atinados (en su enorme mayoría) cantantes que pasaron por tan excelso y egregio escenario.


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