Seis novelas que marcaron mi adolescencia

Junto con la música y a su misma altura e importancia, la literatura es una pasión que no puedo ni quiero controlar. Mi amor por los libros empezó muy pronto, creo que incluso antes de aprender a leer. Recuerdo que me gustaba tocarlos y jugar a que sabía descifrarlos y que podía descubrir sus secretos (que imaginaba e intuía excitantes y emocionantes). 

Siendo aún muy niño me empezaron a obsesionar las aventuras de Capitán Trueno y Jabato, me divertía con Mortadelo y Filemón e incluso tuve mi época de adicción a los comics (me gustaba sobre todo Batman), pero pronto, tras el paso iniciático por los maravillosos Clásicos Ilustrados, los libros terminaron comiéndoselo todo y a la altura de la adolescencia las viñetas ya no me interesaban nada.

Estoy seguro de que me he perdido más de una emoción y excitación que igual estaba destinada para mi de entre las muchas que se emboscan entre los trazos de las viñetas de los comics, pero me temo que a estas alturas y con otros géneros literarios a los que hace tiempo abrí la puerta de par en par como la poesía o el ensayo, el tiempo del comic pasó definitivamente para un servidor.

Pero hay ciertas historias, ciertos personajes, ciertas aventuras que siempre llevaré en mi corazón y que permanecerán en mi hasta que todo se apague. Son los libros que por un motivo u otro fueron iniciáticos y marcaron y determinaron mi amor por la literatura, o como a mi más me gusta decir: mi amor por los libros.

Voy a referirme a media docena, ignoro si las seis primeras (seguro que no) o las más importantes (es posible), pero seis libros fundamentales para mi, seis libros que sin ellos no me atrevo a decir cómo hubiese sido la relación entre las letras y ese fulano llamado Jorge García.


01. "Los Tres Mosqueteros" - Alexandre Dumas



En realidad "Los Tres Mosqueteros" es una novela - extraída de un serial diario en el periódico francés Le Siécle en 1844 - que va más allá de ser una aventura de espadachines y un relato romántico de adolescencia o juventud. Este es uno de los libros de mi vida, sigue presente y con la misma vigencia para mi en la edad adulta que cuando lo leí por primera vez y me enganché a su lírica y a sus personajes para siempre. Nunca dejará de ser una novela especial.


02. "El Corsario Negro" - Emilio Salgari



Debía rondar los doce años cuando la leí, entonces (y creo que hoy también) estaba bastante obsesionado con los vikingos y los piratas. Las aventuras de unos tipos surcando los mares en sus barcos, con la bandera de la calavera y las tibias cruzadas como carta de presentación ante el mundo, me parecía lo más romántico y excitante que se podía imaginar, en cierto modo, me lo sigue pareciendo. Era inevitable que más pronto que tarde llegase a esta gran novela.


03. "Hombrecitos" - Louise May Alcott



Mi madre también ha sido una gran lectora, uno de sus libros favoritos es "Mujercitas" de Louisa May Alcott. De niño me lo solía leer y por algún extraño motivo le cogí manía, me imagino que por esa inquina de que niño sientes por las féminas. Un día me trajo un ejemplar de "Hombrecitos" (de la misma autora), recuerdo que lo leí tantas veces que me lo terminé sabiendo de memoria, debía rondar los diez años. Hoy lo recuerdo con mucho cariñó.


04. "La Flecha Negra" - Robert Louis Stevenson



Me encanta Stevenson, capaz de escribir la maravillosa "La isla del tesoro" o la tétrica (lastima que su mujer destruyese la versión original mucho más larga) "Dr. Jekyll y Mr. Hyde". Aunque la mezcla perfecta de realidad histórica, romance, misterio y aventuras la encontramos en "La Flecha Negra". Recuerdo, como ocurrió con "Los Tres Mosqueteros", haberla leído un millón de veces en los Clásicos Ilustrados. Además me enamoré de la Guerra de las dos rosas. Unos días soñaba con ser Dick Shelton; otros, con ser Athos.


05. "Los Cinco en el cerro del contrabandista" - Enid Blyton



Cuando empecé a escribir este blog publiqué una entrada cómica sobre Enid Blyton y el machismo imperante en sus famosas novelas de Los Cinco, muchos me pusieron a parir entonces, si lo hubiese escrito hoy me hubiesen llamado por lo menos socialcomunista y feminazi. A pesar de todo, Los Cinco eran una lectura habitual y disfruté mucho con sus aventuras, aunque son sumamente machistas en su esencia (es lo que hay). La elegida para este post fue la primera que leí (creo recordar).


06. "El Hacha de la guerra" - Karl May



Un alemán que escribía novelas del oeste es cuando menos, curioso. Las aventuras del apache Winnetou son posiblemente el plato fuerte de este autor que según parece encantaba a Hitler. Nunca he sabido el orden exacto de las novelas de este personaje, yo las fui adquiriendo de adolescente (14-15 años) según las iba publicando Círculo de Lectores y para mi, ése es el orden. "El Hacha de la guerra" fue la primera y con la que me enganché a estas historias, hoy me consta que un tanto anquilosadas y anacrónicas (por eso mismo, jamás las retomaré).

Comentarios

  1. Una de las mejores cosas de tu blog es que puedes encontrarte entradas como ésta, Jorge. Soy como tú en esto, he leído mucho desde muy pequeño, de hecho mi padre me enseñó a leer antes de que lo hicieran en el colegio. De Los Cinco me devoré todos de crío, desconozco cómo sería leer ahora a Enyd Blyton, pero me invade una sensación de nostalgia enorme. Stevenson me parece el mejor de los que citas, es un maestro por el que no pasa el tiempo. No sabía lo de su mujer y “Doctor Jekyll”, por cierto.

    Bueno, un abrazo.

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    1. Pues si, su mujer destruyó gran parte de la novela y con lo que salvó la reconstruyó pero con menos páginas, siempre me invade la duda sobre cómo sería el original.
      La verdad es que con los años cada vez invierto más horas en leer, los libros empiezan a adoptar un protagonismo en mi vida casi físico y humano.
      Gracias por tus palabras, yo creo que lo mejor de mi blog es la gente que me consta que lo lee, independientemente del número. La verdad es que hay unos cuantos que para mi son el principal activo de esta casa (la cantidad de visitas pueriles no me importa nada, la verdad).
      Un abrazo.

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