...muchos hablan de Jason & The Scorchers saludándoles como los creadores del cowpunk...
Por Jorge García.
Cuando a principios de los ochenta el cantante y guitarrista Jason Ringenberg conoce a un adicto a las seis cuerdas como Warner Hodgens, al bajista Jeff Johnson y al baterista Perry Baggs y entre los cuatro deciden formar una banda de rock, mucho me temo que lo que básicamente le motivó fue el hecho de tocar rock and roll sin darse mayor importancia. Eso sí, buscando diversión, ligar y hacer el gamberro los viernes y sábados por la noche.
En cambio, más de cuarenta años después de esta reunión, muchos hablan de Jason & The Scorchers saludándoles como los creadores del cowpunk, lo que se podría definir como una obvia y excitante mezcla de punk y country.
Si partimos de la base de que estos chicos son de Nashville, podemos deducir que huir del country es cuando menos difícil, por lo cual lo más normal es que este género esté presente en la ecuación final de su sonido. En cambio, considero que lo del punk es una observación más bien aleatoria, pues en la escucha de este primer disco de Jason & The Scorchers, el fantástico "Fervor", se captan diversas influencias y referentes, como demuestra el tema de apertura, "Absolutely Sweet Marie", estupenda versión sobre un original de Bob Dylan, pero lo del punk es algo presente pero tenue. En cualquier caso las etiquetas son simplemente eso: etiquetas.
Unas enérgicas guitarras countries hacen de entradilla a la adictiva "Help There`s a Fire" que pronto trae al esqueleto las ganas de moverse inherentes al ímpetu ramoniano,
Rock guitarrero con distorsión y aires rockabillys en la tremenda hiperactividad rítmica de "I Can't Help Myself", versión de una canción del cantante y compositor rock y country Tim Krekel y que el grupo de Nashville dota de un espíritu soleado y optimista; bailable y desenvuelto. Lo mismo ocurre en el tema racial y de local ubicación sónica "Hot Nights in Georgia", precipitado country-rock eléctrico de desahogadas guitarras y coros lanzados a tumba abierta, compuesta por Johnson y Ringenberg, se trata de un mítico tema de la banda.
La cara B da inicio con la acústica y sesteante melodía de "Pray For Me Mama", tema de evidente personalidad sureña y evocadora melodía de atardeceres pesarosos ante el sol muriente. Bonita pieza que demuestra que hasta los mas locos tienen momentos de dorada melancolía.
"Harvest Moon" es un corte mas maduro y sin embargo empapado de los principios básicos de la banda: velocidad y espontaneidad con la juventud dominando el ADN de su sonido.
Electricidad y frenesí vocal junto a distorsión que mezcla rock y punk, ambos atrapados en una estructura melódica adictiva y febril en su vertiginoso ritmo, se trata de la divertida y desbocada "Both Sides of The Line" que da por terminado este tremendo discazo que durante apenas 25 minutos no permite que una sonrisa de disfrute se borre de los rostros.
Un álbum que no es nada mas - ni nada menos - que la quintaesencia del rock, del punk y del country, con la frescura descarada de la juventud como hoja de ruta de un tiempo que gracias a álbumes como éste no tiene fecha de caducidad marcada en un lugar marcado del calendario personal de cada cual. Un disco irresistible que conocí años más tarde de su lanzamiento y que me evoca a los años dorados de su alumbramiento.
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