...ofrecen más de lo mismo, tal vez un poco más matizado, menos robusto y buscando una mayor versatilidad...
Por Jorge García.
Este último domingo en la sección dominical recordaba el disco "Clava" que The Steepwater Band facturaba en el año 2011 (pinchar).
Uno de los visitantes más habituales de esta casa me recordaba que en el momento de su publicación este álbum recibió algunas críticas más bien asépticas.
Y es que muchas veces es difícil - al menos para este escriba - comprender ciertas cosas. Escuchado hoy, - y escuchado en 2011, exactamente lo mismo - este "Clava" es un disco inmaculado donde la crítica gélida o indiferente no tiene cabida en absoluto.
Ya entonces los de Chicago eran un banda respetada con un estilo edificado sobre sólidos cimientos y unos principios sónicos perfectamente definidos en base a referentes de la música americana, principalmente el rock y el blues. Con las guitarras como principal argumento y bagaje, creaban canciones ricas en texturas arenosas y un sonido eléctrico pero pantanoso. Ellos no jugaban al despiste y pusieron sus cartas encima de la mesa desde el primer momento.
Composiciones que alternaban la ortodoxia con la inspiración y discos que se sucedían sin sorpresas pero sin baches, en una línea regular que gracias a su buen hacer iba ganando adeptos según avanzaba el siglo. Esta era la historia de The Steepwater Band.
En agosto de 2011 ponen en circulación "Clava" donde ofrecen más de lo mismo, tal vez un poco más matizado, menos robusto y buscando una mayor versatilidad. pero en esencia siguen practicando un blues-rock que emula a los grandes del género haciendo girar la brújula en busca de referentes que van de ZZ-Top a The Rolling Stones o de Neil Young + Crazy Horse a The Black Crowes.
La arcillosa voz y la cenagosa guitarra de Jeff Massey más la sólida y ruda base rítmica impuesta por el binomio Winters/Bowers son elementos más que suficientes para dar carta de naturaleza a los géneros expuestos, materializados en rotundas composiciones como la magnífica y reptante "Remember de taker"; las sureñas y radiantes "Vanishing girl" o "Love never ends"; el blues febril y tópico "Come on down"; el medio tiempo de texturas sesenteras costa oeste "Bury my durden deep" o un pelotazo hardbluesero de esencia texana como "High and humble" por citar un ramillete de canciones contenidas en "Clava" y que no dan opción de veracidad a crítica dubitativa o tenue alguna.
En tiempos donde el rock y el blues son tratados con desdén por algunos, reproducir discos como el que hoy hemos traído aquí es una forma de recordar el por qué algunos nos enamoramos (sin fecha de caducidad) de ciertos sonidos, los mismos que The Steepwater Band practican sin pretensiones y a sabiendas de que son meros artífices de algo superior que pese a quien pese y gracias a bandas como esta y discos como "Clava", nunca doblará la servilleta.
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