Los domingos photosong - Creedence Clearwater Revival - Have you ever seen the rain


Las tormentas tienen un halo de misterio, pero también una extraña cualidad mágica y son proclives a exaltaciones románticas y sensuales, o al menos eso me parece a mi.

Esta mañana, antes de que los relojes marcasen una hora digna para abandonar el lecho un domingo por la mañana, el cielo de Bilbao representó un espectáculo de truenos, rayos y agua de esos que excitan la epidermis.

Ayer fue un día de tormentas, el cielo parecía encabritado y el mortecino tono gris que presentó durante toda la jornada se vio roto en más de una ocasión por ruidos y electricidad. Las nubes se convirtieron en franco tiradores disparando sobre el suelo de la ciudad y atemorizando a la población que paseaba sin paraguas ni chubasquero.

Esta mañana, cuando el alba pegaba la espantá, la ventana abierta del cuarto dejaba que el sonido de la representación tormentosa entrase y nos despertase. Era una de esas tormentas que rompen el sueño de las jovencitas y asustan a los niños que juegan a no tener miedo.

La habitación, invadida por la electricidad estática y con las legañas incrustadas en unos ojos que se abrían sorprendidos pero bellos e inocentes, invitaba a la intimidad y el juego, a dejarse llevar por la magia.

Después, vuelta al sueño, breve y reparador. No fue hasta el desayuno que recordamos la tormenta, como si hubiese sido un sueño, una evocación de la imaginación que llegó al unísono y a dos bandas, como si hubiese ocurrido hace un millón de años, en un otoño perdido o en un capítulo que se hace el encontradizo, extraído de alguna novela victoriana.

Mañana gris, demasiado seria y solemne para un domingo de primavera que está apunto de claudicar su tiempo ante la llamada del verano, una mañana de minutos y caricias que se suceden a cámara lenta, como un goteo desde el alero, como los restos de la tormenta.

Canciones de lluvia y erotismo barroco, novelesco y otoñal, de instantes que pretenden encontrar un día perfecto, como aquél que vivió Lou Reed cuando parecía que la felicidad podía ser una posibilidad que no se diluyese crepitando en una cuchara.

Canciones de otoños primaverales, de romanticismos frente al mar que se enfrenta a un cielo enfurecido, envidioso tal vez, canciones que evocan tormentas que se debaten entre el sueño, la fantasía o una realidad mágica. Canciones como "Have you ever seen the rain"

¡Feliz domingo!

Comentarios

  1. Qué sencillez y qué belleza en esta canción, Jorge. Aquí ha hecho un domingo de calor extremo y demasiadas cervezas.

    Un abrazo.

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    Respuestas
    1. El cambio climático pasa del Cantábrico olímpicamente, aquí cielos nublados, lloviznas, fresco por la tarde/noche y hasta tormentas. Pero si es algo que nos empuja a pinchar este tema, bienvenidas sean las borrascas perpetuas sobre el cielo bilbaíno.
      Abrazos.

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