Superchunk - Wild Loneliness (2022)


Es posible que en la presente ocasión la balanza se incline un poco más hacia el pop, aunque siguen mandando los sonidos electroacústicos de guitarras, con lucidos punteos eléctricos y esa base rítmica inquieta y natural...

Por Jorge García.


Superchunk es una de aquellas bandas que surgieron en USA en el ocaso de la década de los ochenta, normalmente encasilladas en el batallón de los indies del rock americano, que les tocó competir en el arte de lucir palmito con los grunges que llegaron un poco después.

En el pasado mes de febrero publicaban su duodécimo disco titulado “Wild Loneliness”, que si bien, no seré yo quien afirme que supera a precedentes trabajos de los liderados por el inefable Mac McCaughan, tampoco tendría sentido referirnos a él como un álbum que suponga una mancha o un tropezón en la trayectoria de Superchunk.

Estamos, por tanto, ante una nueva colección de canciones que se sirven con los ingredientes que manejan habitualmente los de Carolina del Norte. Mantienen esa equidistancia entre el pop y el rock y también esa pose alternativa, que sin romper cadenas musicales que les aten a algunos géneros tradicionales, sí son en cambio capaces de seguir su propia hoja de ruta sónica y estilística.

Es posible que en la presente ocasión la balanza se incline un poco más hacia el pop, aunque siguen mandando los sonidos electroacústicos de guitarras, con lúcidas intervenciones eléctricas y esa base rítmica inquieta y natural que tango gusta al que suscribe.

Esporádicas apariciones de teclados y pianos para dotar de mayor fluidez a algunos temas como el single “On the floor”. También nos encontramos con estructuras de vientos que propician estados plenos de color y entusiasmo fiestero en “Highly Suspect”, saxos que imprimen calidez a “Wild Loneliness” y sutiles entramados de cuerdas para la incial “City of the dead” y para otro de los singles de presentación, “This night”.

Además, en el álbum colaboran en el apartado vocal glamurosos nombres y apellidos como los que corresponden a Norman Blake y Raymond McGinley (Teenage Fanclub), Mike Mills (REM) o Sharon Van Etten.


Si bien un servidor se decanta por el instantáneo pelotazo, con clara influencia de los escoceses Teenage Fanclub, titulado “Endless Summer”; no debemos desmerecer dos irresistibles piezas que dan policromía al disco, como son la urgente e incisiva “Refracting” y el bonito medio tiempo “Connection”; así como la pastoral y ligera “Set it aside” o el extraordinario colofón de insistentes guitarras y poderoso estribillo, que supone un auténtico favorito personal titulado “If you’re not dark”.

Feliz y disfrutable vuelta a la actividad de un clásico del movimiento indie americano, que tal vez no ha alcanzado la primera línea en la parrilla mediática, pero que cuenta sus discos por notables y que más de treinta años después de su nacimiento sigue ofreciendo estupendos trabajos como este “Wild Loneliness” que hoy traigo a Rock and More.

Reseña publicada el pasado 10 de marzo en el Exile SH Magazine.

Comentarios

  1. Magnífico este su último disco, mejor aun que sus dos obras anteriores "What A Time To Be Alive" (2018) y "I Hate Music" (2013). No cuento la reedición en acústico (2019) de su célebre "Foolish" porque me parece un (buen) ejercicio de mirarse el ombligo. Suenan frescos, con ganas, convencidos y convincentes. Esta gente sigue siendo un valor seguro que, afortunadamente, supera el estilo (indie) por el que fueron conocidos. Siguen siendo una apuesta ganadora. Y eso ya me vale.
    Abrazos,

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    Respuestas
    1. Si, estoy de acuerdo en que con este disco superan los dos anteriores. Da gusto que haya formaciones que sigan con la actitud intacta y estos son uno de esos casos.
      Gracias Javier, un abrazo.

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