Iron Maiden - Piece of Mind (1983) - Mis discos de los ochenta

Crítica: Iron Maiden - Piece of Mind (1983)

Desde luego la Dama no estaba por la labor de rendir el lustre de su nomenclatura a la industria y estaban dispuestos a hacer historia con su sonido...

Por Jorge García.


En primer lugar quiero decir que no tenía pensado escribir esta reseña, pues entendía que tres entradas sobre Iron Maiden, era una buena ración para una semana. Pero tras pasear un rato por las redes sociales, me he decidido a romper la disciplina que parece que alguien ha impuesto una vez más, sobre cuál debe ser el tema de conversación general y único, y que hoy es Rosalía y su nuevo disco (como hace poco fue el docu de The Beatles, un poco antes la serie esa del calamar y hace no demasiado tampoco, aquél film del meteorito).

En fin, que aquí me hallo, ignorando a la buena de Rosalía y dispuesto a que nadie me haga ni puto caso al hablar de un disco de los ochenta y encima heavy. Cierto que para que se de este axioma tampoco necesito a Rosalía, pues esa (la indiferencia) es la tónica habitual de mis reseñas.


Hago girar "Piece of mind" y el ruido invade el cuarto y enseguida me empiezo a sentir bien, más concretamente, en cuanto empiezan a trotar las baterías y las guitarras de "Where eagles dare".

"Piece of mind" era un marrón de mucho cuidado para la doncella de hierro, llegaba tras el éxito masivo, un año atrás, de "The Number of The Beast", que hizo del quinteto londinense un grupo de popularidad casi pop, y por ello las expectativas en el seno de la parroquia metalera de los ochenta estaban muy altas.

El batacazo podía ser histórico si el nuevo lote de canciones no conseguían al menos mantener de manera digna el statu quo alcanzado por el grupo en 1982 con el célebre disco del número de la bestia.

Y aunque "Piece of mind" tuvo alguna mala crítica por parte de los más estrictos, lo cierto es que es una, mucho más que digna continuación del famoso precedente, e incluso alguno pensamos que en general se trata de un disco más redondo, coherente e interesante que aquél, y encima contenía (y contiene) un tema que logró posicionar a la banda en el vértice superior de la pirámide de éxito y ventas, es más, diría que hoy se trata del tema más famoso y celebrado del nutrido histórico de himnos que ha ido dejando en el camino Iron Maiden, por supuesto hablo de la grandiosa historia ambientada en la guerra de Crimea titulada "The Trooper".

Pero "Piece of mind" es un disco arriesgado desde el principio, ya que se abre con dos temas como el comentado "Where eagles dare" y "Revelations", uno poderoso, el otro más íntimo e introvertido, ambos de más de seis minutos, gran parte de ellos instrumentales, donde las guitarras de Smith/Murray suenan a auténtica gloria, gloria azuferina, pero gloria al fin y al cabo, y la base rítmica a cargo de Harris/McBrain es ciertamente bestial.

Desde luego la Dama no estaba por la labor de rendir el lustre de su nomenclatura a la industria y estaban dispuestos a hacer historia con su sonido, ya totalmente consolidado y asociado a ellos para siempre jamás.

Composiciones sólidas, de fuerte personalidad, interpretadas por un Bruce Dickinson en la cima de sus facultades, con robusto timbre y su huracanada proyección (que aún mantiene) y compuestas por Steve Harris, a excepción de la magnífica "Revelations", "Sun & steel" y el otro himno del elepé, la vertiginosa "Flight of Icarus" compuestas por Dickinson y Smith.

Incluso experimentan con texturas sónicas diferentes en "Still life" o temas con tesituras imposibles como "Quest for fire", donde Bruce Dickinson hace gala de unos agudos estratosféricos. Sin olvidar el extenso colofón de más de siete minutos titulado "To tame and land", que se trata de una impecable exposición de virtuosismo y rock duro progresivo de auténtica excepción.

Hoy 18 de marzo, muchos padres romperán el papel de regalo que esconde el disco de Rosalía, y un servidor lo celebra, pero mientras tanto, yo me pincho una vez más a los Maiden, creo que van más conmigo y además nadie me manda.

Comentarios

  1. Trece añitos tenía yo cuando se publicó y me voló la cabeza. Ahora mismo mientras escribo esto suena a través de mis auriculares.
    Gran reseña.

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    Respuestas
    1. Un poco más joven era yo, no mucho, y también me enganché a él. Dentro de nada los tenemos por aquí.
      Gracias y un saludo

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