Joan Manuel Serrat - Cada loco con su tema (1983) - Mis discos de Serrat

Crítica: Joan Manuel Serrat - Cada loco con su tema (1983)



...continúa la mirada mundana y verista hacia el entorno que rodeaba al autor en aquél 1983; y también hacia el hombre con sus eternas bondades y miserias...

Por Jorge García.


En la última entrada de 'Mis discos de Serrat' hablábamos de "En Tránsito" (1981) y de la nueva orientación que el autor de "Lucía" daba a sus textos. Aquél álbum tuvo en el siguiente trabajo, "Cada loco con su tema" una, no solo muy digna, sino que coherente y complementaria continuación.

Es por ello que en el episodio de hoy de este serial veraniego en torno a la figura de Joan Manuel Serrat, solo podíamos hablar del decimoséptimo elepé del mismo titulado, como decíamos más arriba: "Cada loco con su tema".

En este trabajo continúa la mirada mundana y verista hacia el entorno que rodeaba al autor en aquél 1983; y también hacia el hombre, con sus eternas bondades y miserias. Y aunque la crítica aquí es más esporádica y menos ácida que en el precedente, las pretéritas evocaciones oníricas y románticas hacia los sentimientos humanos y la naturaleza, siguen quedando al margen del mensaje general del disco.

No obstante "Cada loco con su tema" es más optimista y vital que "En Tránsito". También la vestimenta que recubre los brillantes y latentes textos de Serrat es más sencilla y menos orquestada que en otras ocasiones, siendo nuevamente, eso sí, responsabilidad de Ricard Miralles.

Serrat  habla principalmente en primera persona, y nos muestra en varios temas como "Sinceramente tuyo", sus puntos de vista, e incluso firma en el tema homónimo, un auténtico decálogo a propósito de sus preferencias y principios fundamentales. También en "Algo personal" hace un firme alegato contra la política en general, poniendo el foco fundamentalmente en la repulsiva acción política, social y militar de las dos potencias protagonistas de la antigua y nefasta Guerra Fría.


No se resiste a caricaturizar una vez más al ciudadano patrio medio burgués, arribista de profesión, en "Yo me manejo bien con todo el mundo"; observa y dialoga con la fauna del paisaje circundante en la sensacional "Querida" y hace semblanza del amor aunque con menos apasionamiento que antaño en "Dejad que cante el muchacho" o "De vez en cuando la vida".

"El Horizonte" es un sueño utópico y hermoso, y en la magnífica "No esperes", que cierra el disco, nos deja el mortecino tono pesimista y ocre (o más bien, realista) que merecía el mundo de entonces, y desgraciadamente, también (incluso más) el de ahora.

Tal vez el éxito que Serrat consigue con este trabajo sea el punto de inflexión en la carrera de este gran autor, una multitudinaria gira por América y la fulminante escalada a los más altos puestos en las listas de ventas posicionan al músico y poeta barcelonés en un status musical y mediático que poco a poco nos fue despojando del mejor Serrat, pero ya hablaremos de eso otro día, si se tercia.

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