Night Beats - Outlaw R&B (2021)


A su seminal garaje-rock, se incorporan en esta entrega sonidos indie-rock, psicodélicos, western o pop-folk...
Por Jorge García.


Tras diez años de carrera, es difícil, al hacer balance y computar debes y haberes, no llegar a la conclusión de que la banda de Seattle Night Beats, es una de las agrupaciones más solventes y regulares que podemos encontrar en este nuevo milenio.

Así lo demuestra su nuevo álbum, publicado hace ya varias semanas, titulado "Outlaw R&B" y que hace el número seis de su discografía.

Durante esta década, su música ha recogido por el camino diversas texturas y retazos que han ido incorporando de manera progresiva a su sonido, ampliando estilos, influencias y localizaciones, y por tanto cuajando una propuesta cada vez más madura, sólida y rica.

Y el contenido de "Outlaw R&B" demuestra lo dicho, ya que en el mismo podemos encontrar una variada paleta cromática que abarca sonidos y palos estilísticos originarios principalmente de las décadas de los sesenta y setenta.

A su seminal garaje-rock, se incorporan en esta entrega sonidos indie-rock, psicodélicos, western o pop-folk, todo con un regusto ácido y fundamentalmente eléctrico.

El suflé de sonidos es administrado con inteligencia y la variedad existente no incide en ningún tipo de incoherencia, así conviven con naturalidad temas de fuerte textura lisérgica como "Shadow", con momentos dotados de una atmósfera western/fronteriza como "Hell in Texas" o un oscuro y reptante tema garajero como "Ticket".

También se acercan a la costa oeste en la inicial "Stuck in the morning"; se exponen a radiaciones punk al estilo Stooges en "Cryp" o se sumergen en guitarras infecciosas y coros extrasensoriales en "Never look back", tema que firman junto a Robert Levon Been (Black Rebel Motorcycle Club).


En resumen, que "Outlaw R&B" recoge sonidos y coordenadas espaciotemporales de otra época, pero Night Beats son capaces de, una vez digeridas, regurgitarlas en un sonido que sin presentar novedades reales, si es lo suficientemente consistente y veraz como para poder decir que convierten en algo personal y propio.

Disco que, en opinión de este escriba, merece más repercusión mediática de la que está generando, por la calidad que atesora, por el trabajo de arqueología musical que realiza, tendiendo en un ramillete de canciones un muestrario de ecos sónicos que pueden parecer primitivos, pero que sin duda es un error olvidar e ignorar, pues siguen siendo válidos hoy, y lo seguirán siendo mañana. Así queda demostrado en este álbum. No se lo pierdan.

Se recomienda visitar la reseña que sobre este mismo trabajo publicó Juanjo Mestre en el Exile SH Magazine.

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