Triptides - Alter Echoes (2021)

Crítica: Triptides - Alter Echoes (2021)


…lo más evidente de su propuesta es el pop lisérgico originario de la costa oeste americana, que triunfó durante los meses de antes, durante y después del verano del amor…

Por Jorge García.


No deja de ser llamativo la cantidad de grupos que ofician bajo la ecuación formada por los siguientes factores: pop sixtie de mayor o menor contenido psicodélico, powerpop de delicadas armonías vocales al estilo Big Star y sus dos ramificaciones solitarias protagonizadas por Alex Chilton y Chris Bell, y el renacer del género que protagonizó y actualizó en los noventa la banda escocesa Teenage Fanclub.

Es posible que entre la numerosa oferta que en cuanto a estos sonidos se publica anualmente, no abunden trabajos que aporten novedades reseñables o que vayan más allá de los convencionalismos habituales del género, que por otra parte están ya más que superados. Pero también es cierto que hay un ramillete de grupos que hacen justicia a las referencias más célebres de estos palos sónicos, alumbrando interesantes y disfrutables discos, y que han creado a su alrededor un público (y también varios sellos) que les dan cobertura.

La banda originaria de Indiana aunque asentada (con gran coherencia en cuanto a sonoridades e influencias) en la soleada California Triptides, es un ejemplo claro de esta tendencia y se acopla a la perfección respecto de lo que señalaba en los párrafos anteriores.

Triptides
Triptides

Y buena prueba de ello es el disco que recientemente han publicado bajo el título «Alter Echoes» y en el que el grupo dirigido por el cantante y multi-instrumentista Glenn Brigman, al que acompañan el baterista Brendan Peleo-Lazar y el bajista y guitarrista Stephen Burns exponen a lo largo y ancho de once canciones, es decir: las influencias comentadas más alguna aportación propia.

Si bien lo más evidente de su propuesta es el pop lisérgico originario de la costa oeste americana, que triunfó durante los meses de antes, durante y después del verano del amor, en el sonido del grupo se deslizan también partículas jangle pop y dream pop que diversifican la apuesta sónica y quitan hierro a una tendencia ocasionalmente en exceso psicodélica.

Desde los primeros minutos de escucha empezará a establecerse una asociación evidente con inequívocas influencias como The Byrds (la mayor de todas en mi opinión), escúchese el primer tema del disco titulado «Another dream».

La tendencia apuntada se va consolidando según avanzan temas como «I won’t hurt you» con unas guitarras que son toda una declaración de intenciones.


La catadióptrica «Do you ever wonder?» puede resultar excesivamente ambigua sónicamente, por contra las guitarras iniciales de «Let it go» nos pueden recordar al Harrison de la época central de los Fab Four.

En «Elemental Chemistry» y «Hand of time» evocan discos pasados del grupo, con un sonido más carnal de cierto poso garagero, con adición del fuzz.

Vaporosa y flotante se muestra «Shining» y más apegada a la costa «Moonlight reflection». Interesante por la acción del piano eléctrico y un cierto aire McCartniano, «Having a laugh» es uno de mis momentos favoritos junto a la encantadora «She doesn’t want to know».

Finaliza el recorrido por «Alter Echoes» con otro espléndido tema: un surf efervescente y al tiempo romántico titulado «Now and them» y que es un excelente colofón.


Bandcamp de Triptides: https://triptides.bandcamp.com/

Les confieso que en este disco de considerable contenido psicodélico, lo que más me gusta son los instantes que menos barroquismos lisérgicos presentan. No obstante me ha parecido un disco interesante, que soporta a la perfección varias escuchas y que merecía la pena exiliar, por eso está aquí.

Reseña publicada el pasado 6 de abril de 2021 en el Exile SH Magazine.

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