Jesse Brewster - The lonely pines (2021)

Crítica: Jesse Brewster - The lonely pines (2021)

Acústicas y steels se expanden sin atosigar ni mostrarse amaneradas, conviven con perfecta empatía con suspiros eléctricos y algunas teclas…

Por Jorge García.


Admito que de unos años a esta parte el género americana me aburre, o mejor dicho, los discos que en los últimos tiempos se publican y que se encuadran en este género, me aburren.

Especialmente soporíferos me resultan los álbumes de tendencia folk. No solo me parecen todos iguales, es que me resultan cansinos desde la primera toma de contacto, tal vez sea por ese planteamiento de sermón que detecto en la actitud de muchos de estos songwritters modernos.

Por supuesto esta opinión es subjetiva y no la expongo con la vocación de que sea compartida ni mucho menos de herir susceptibilidades. Pero de igual manera debo decir, que en estos años ha habido excepciones, alguna ciertamente celebrada por este escriba.

Y recientemente he encontrado, en el nutrido catálogo de discos que sobre este género ven la luz anualmente, una de esas excepciones. Un episodio que está siendo especialmente festejado por un servidor, que les aseguro que tenía ganas de encontrar uno de esos discos que bajo la hojarasca sónica del crepúsculo y la carretera interminable; de la pradera insondable y los maizales peinados por la brisa, desprenden briznas de nostalgia y cercanía, que encadenan al oyente a instantes bucólicos y remembranzas felices (o todo lo contrario); en definitiva: uno de esos discos bonitos que llevan ensortijado en su calidez casi sólida un tierno tallo verde de esperanza y de verdad.

El responsable de estas buenas nuevas es el cantante, compositor, productor y multi-instrumentista californiano Jesse Brewster, y el vehículo que ha hecho posible el milagro, su quinto disco largo, que ha sido publicado recientemente y que lleva por título "The Lonely Pines".

Jesse Brewster

No diré que en el álbum vayamos a encontrar nuevas coordenadas que remuevan los cimientos de la música popular americana, ni que se esconda en sus surcos ningún sortilegio que haga que las canciones que yacen en los mismos protagonicen un mágico renacer a una nueva luz que nos libere de vestigios pasados. Lo que les aseguro que encontramos es una decena de canciones tiernas y latentes… vivas, encendidas y tendidas al sol de la inspiración.

Acústicas y steels se expanden sin atosigar ni mostrarse amaneradas, conviven con perfecta empatía con suspiros eléctricos y algunas teclas. Melodías redondas y adorables, pero no empalagosas; y una voz que suena firme y segura de sí misma, nada engolada ni pretenciosa que se rodea de efluvios corales y de esencias folk, country, rock…

Con Willy Nelson, Steve Forbert, Eagles o cualquiera de los líricos poetas forajidos del pasado en el retrovisor, las canciones brotan como de una tierra fértil: con candor y fe. Se escuchan, se introducen en los circuitos que conectan el alma con la sensación de ser y estar; y dejan un poso que supera el último estertor de la música para permanecer de manera subliminar en el recuerdo inmediato, mientras anhelamos una nueva escucha.

 

Jesse Brewster consigue mucho, muchísimo en poco más de media hora que nos dejará instantes plenos de emoción en forma de canciones como "Let’s run away", "Kicking and screaming", "Bitter Pill", "Southern", "Close to home", "Woman in my mind" o "Follow it down" entre otras.

Confieso que estoy contento de haberme topado con "The Lonely Pines", un disco que es para mi como una vuelta al redil, al redil de unos sonidos que estaba olvidando, y que gracias a este álbum siento que vuelvo a recuperar.

Reseña publicada el pasado 29 de marzo de 2021 en el EXile SH Magazine.

Comentarios