Malevaje - 'Inchilimonchi' (1989): Mis discos de los ochenta

Crítica: Malevaje - 'Inchilimonchi' (1989)


...se aprecia un concepto sónico perfectamente reconocible y ciertamente rico, equilibrado y compacto, gracias a lo aprendido durante los últimos tiempos...

Por Jorge García.


Desde los primeros escarceos tangueros homenajeando a Carlos Gardel en el EP seminal de Malevaje, hasta "Inchilimonchi", transcurren solo 4 años, y este detalle no es en absoluto baladí.

En este tiempo, el grupo capitaneado por Antonio Bartrina ha evidenciado una evolución que se puede apreciar fácilmente diseccionando los cinco discos que durante este periodo, y con puntualidad anual milimétrica, nos van ofreciendo.

No tardan en dejar a un lado las versiones porteñas de tangos legendarios, para ofrecer sus propias composiciones a partir de la tercera entrega "Arriba los corazones", donde se hace notar el magisterio del maestro Osvaldo Larrea al bandoneón y la composición.

Es posible que según avance la década y los discos, se difumine un tanto el instinto criminal de juvenil tanguero convulsivo, pero los matices empiezan a componer un sonido que se compacta en torno a otros instrumentos, desaparecen poco a poco las guitarras para dar paso a violines, chelos y las teclas del piano.

Con "Un Momentito" (1988) se aprecia el salto hacia un sonido porteño y castizo de orquesta más que de grupo. Pero en el apartado de sonido y evolución, es en el álbum que vamos a comentar hoy,  "Inchilimonchi", donde se aprecia un concepto sónico perfectamente reconocible y ciertamente rico, equilibrado y compacto, gracias a lo aprendido durante los últimos tiempos, más la incorporación de otros estilos como la nana, la milonga, el vals o el candombe.

El maestro Larrea continua haciendo latir el bandoneón con fervor y componiendo un grupo de canciones, nuevamente excelsas en inspiración, junto a Antonio Bartrina y Carlos Zabaleta.

Además Bartrina parece cantar cada vez mejor, y se adapta a los estilos comentados sin perder su propia firma canora, pero haciendo justicia a cada uno de los palos que se tocan en "Inchilimonchi" sin aparente esfuerzo y sonando en todo momento natural y dueño de la situación.

En cuanto a las coplas que ofrece este quinto disco de Malevaje, no baja el nivel compositivo ni un ápice (yo diría que es superior en este apartado al disco precedente), y alguna de las mismas se convierten en auténticos clásicos de sus recitales (cada vez más numerosos), como ocurre con la milonga "Asco le tengo al frasco" o el vals "Celosa ciudad".

Aunque si me lo permiten, no considero en absoluto inferiores ni el vals criollo "Un vals para Carmen", ni la habanera "Faro viejo", ni el candombe "A candombear".

Y por supuesto los tangos, recogidos y aleteantes de emociones, ardores y vivencias: "Nena" (que ofició de single de presentación), el enraizado "Antucho Barbosa"; el clásico "Otoñal"; el doliente "Suerte esquiva"; el bailable "Por mirón" o mi favorito del lote: el obsesivo, violento y furioso relato (una ficción que se hace odioso pensar que en efecto ocurre en realidad) titulado "Entre rejas".

Hacía tiempo que no se paseaba Malevaje por esta bitácora, un servidor echaba de menos las quebradas y los quejidos del tango, los sofocos del bandoneón y la voz rota de Antonio Bartrina, por eso están aquí, para hacer constar que "Inchilimonchi" es otro magnífico trabajo y que por supuesto es otro de mis discos de los ochenta.




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