Cotton Mather - Kontiki (1997) - Mis discos de los noventa


 Uno de los más emotivos y hermosos cancioneros que han sido grabados en los últimos treinta años...

Hoy quiero hablar de uno de esos discos que gozan de una gloria que parece destinada a unos pocos, me refiero a esos discos que habitan en un cajón aparte, especial y en cierto modo secreto. Discos que no son del común afecto de las masas por tratarse de obras que no han alcanzado, por unas razones u otras, la popularidad y gloria que merecen.

Estos discos secretos (secretos a voces muchas veces), no es raro que además de emocionar como muchos de los clásicos unánimemente aclamados como obras maestras, nos hagan sentir en cierto modo especiales, como seres afortunados de degustar un néctar que emana de una fuente que pocos conocen, un néctar delicioso destinados a los más eruditos, los más sabios, o tal vez a los más favorecidos por la suerte.

Es por ello que me cuesta sacarlos de su cofre para hablar de ellos públicamente, como si un avaricioso exceso de celo me impidiese mostrarlos, poniendo en peligro el disfrute que obtengo con su escucha al poder ser ésta compartida con más seres humanos, como si el goce general de estas obras pudiese desgastar su belleza.

No es una actitud de la que sentirse orgulloso, y por ello acostumbro a luchar contra esta mala maña, por eso hoy abro el cajón para sacar uno de los diamantes que con más devoción custodio, una de las obras que más emocionan y derriten a este escriba... Hablo del maravilloso trabajo que en 1997 sacaron del paraíso, para exiliarlo en mi cajón secreto (y me consta que en unos cuantos más) el grupo texano Cotton Mather, y que decidieron bautizar como "Kontiki".


Uno de los más emotivos y hermosos cancioneros que han sido grabados en los últimos treinta años, pudiendo competir en tan intensos adjetivos con cualquier obra mítica que el lector que no conozca esta catedral sonora pueda imaginar, empatando en bondades con los más suculentos manjares powerpoperos que parieran algunos de los más inspirados orfebres de la melodía tales como: John Lennon, Paul McCartney, Alex Chilton, Gene Clark o Gary Louris por nombrar algún nombre cuyo peso específico pueda dar idea al lector del terreno que pisamos, o mejor dicho, sobre el cual levitamos.

Pues la sensación de despegar del suelo para flotar por universos sónicos y melódicos de mística belleza es lo que se siente en cuanto el dedo aprieta el triángulo del PLAY y empiezan a sonar estas canciones.

Hablamos de un tesoro con 14 piedras preciosas, todas bellas, todas brillantes, todas delicadas... Catorce canciones en las que el pop más acariciador y el powerpop que saborea intensos espirituosos sesenteros manchados con pizcas de psicodelia se combinan, servidos en envases instrumentales que compiten en perfección con las más finas cristalerías de Bohemia.

Teclas, vientos, armonías vocales, lineas de bajos y golpes de parche... todo está en su sitio, todo parece germinar de suelo sagrado, como tocado por dedo divino. Es por ello que prefiero que quién se asome por vez primera a esta obra la descubra él, sin nada que nuble su percepción de la emoción que a buen seguro sentirá, la grandeza de este elepé; y el que ya conoce el disco... bueno, me consta que el que conozca "Kontiki" sabe a qué me refiero.

En cualquier caso, para unos y otros dejo, como botón de muestra, el tema que da carpetazo a este tesoro "Autumn's bird", dejando así constancia de que se trata de otro de mis discos de los noventa.



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