And libros by Addison de Witt - Horizonte - Kepa Arbizu


Ignoro cuál será el sentimiento íntimo que acompaña a los creyentes. Yo no lo soy y siempre he pensado que a respecto de estas grandiosidades, esto tiene sus pros y sus contra.  

Cuando se trata de escribir sobre la obra de un amigo o conocido, los pros son los que, al menos en mi caso, se llevan el gato al agua.

En los últimos tiempos me he sentado en esta atalaya en diversas ocasiones para narrar mis sentires a propósito de los libros que han escrito alguno de mis amigos o conocidos.

Son varios los que ya firman libros: relatos cortos, novela, sobre pasión y música, sobre discos cardinales, incluso guías culturales sobre municipios con hermosos dibujos... Ahora Kepa Arbizu ha deshojado una admirable colección de poemas y los ha entregado bajo un bonito nombre que los recopila a todos: "Horizonte".

Explico mi primer párrafo y la cuestión sobre la fe a la que hacía referencia, y que muchos pensarán que no venía absolutamente a nada: la envidia es un pecado capital, imagino que para un creyente no será cómoda la sensación de saberse pecador. Eso a mi no me ocurre, y puedo sentir (y siento) envidia de todos estos amigos con la libertad que da el ser un ateo tan convencido que ni siquiera pierde el tiempo en plantearse debates íntimos de fe.

Y empujado por la pasión, que a falta de por deidades sagradas uno si es capaz de sentir por otras debilidades humanas, y que de haberlas sentido el redactor de los pecados (capitales y de los otros) seguro que las habría incluido entre las cosas que el hombre (pecador por artículo natal) debería abstenerse de probar y sentir, la pecaminosa pasión que me indica el camino de esta reseña, ya demasiado larga, es lo que siento por los libros, y en el presente caso, por la poesía.

La envidia viene por tanto justificada por la presencia (una vez más) del nombre de un amigo en la portada del libro, así que en parte rabioso por los celos, pero al tiempo contento por el firmante del libro, les cuento un poco lo que siento cuando leo los poemas de Kepa.

Y solo quiero contar eso, lo que siento, lo que detecto y lo que provoca en mí la lectura de estos poemas.

El respeto que siento por la poesía es tal, que nunca he hablado de ella en esta bitácora. Siempre he osado mancillar la profesión santa de escribiente, pero nunca me he atrevido con la virtud del alma que es pretender ser poeta.

Kepa no solo lo pretende y tiene el arrojo de lanzarse al ruedo (creo que esa es la actitud a la hora de escribir un poema), es que a tenor de su primer poemario deja claro que es un poeta, es decir alguien capaz de dejar sobre el albero muestras de sí mismo convertidas en belleza, sentimiento, inteligencia, sensibilidad y reflexión.

Todos los poemas son un verso libre (no podía evitar esta analogía, tal vez no demasiado afortunada desde el punto de vista literal). Sus breves composiciones son directas e incisivas. Golpean en el agua como un canto rodado lanzado desde la orilla de un río y dejan su rastro, expandiéndose sobre la superficie del agua, como pequeños cosmos líquidos, y no puedes dejar de mirar el resultado de una acción que parecía pueril. Así muchas de las creaciones de Arbizu dejan un rastro que sumen en el silencio al lector, en la reflexión y en la admiración.

¿Sencillo?, no, esa palabra no hace justicia a "Horizonte". Kepa Arbizu es como un francotirador de la poesía, capaz de conseguir con una enojante y aparente facilidad llegar a causar impacto en lugares remotos, sin envaramiento ni pedantería.

No me es sencillo hablar de poesía, pero entiendo que la poesía tiene que ser turbadora, es una opinión personal y tal vez descabellada, los poemas de Kepa me turban; y eso los hace furtivos y me obligan a hacerme el encontradizo con ellos, a jugar al gato y al ratón, y eso siento (hablaba al principio de sentires) que es poesía.

En resumen, que estamos hablando de versos que se unen sin estratagemas preconcebidas o ya conocidas para hacer la tarea más literaria en busca de objetivos sencillos pero al tiempo imprescindibles, el valor de lo que a todos nos une puesto en negro sobre blanco y traducido al eterno y plagado de dialectos, idioma de la poética.

No se pierdan el retrato tan profundo y circunspecto que crea Kepa Arbizu con sus versos, es como ese caricaturista genial y humilde que plasma sobre el lienzo lo que los ojos del retratado esconden, o tratan de ocultar, con impúdica facilidad. Igual que el pintor, Kepa compone el puzzle de unas materias humanas que no son sino la receta vital de la debilidad y el valor de todos.


Estos días de pandemia que a un servidor están empezando a pesar, este poemario ha servido para aliviar peso, otras veces para sentir que la luz se oscurecía y otras para conciliar el sueño con un poco más de paz, y es que creo que el lector es parte de la poesía (de la buena), con esa facultad de tirar por el sendero que el poeta marca a sabiendas de que una bifurcación puede hacer que su composición se expanda en terrenos no imaginados ni siquiera por el mismo autor.

Recomiendo sin reservas "Horizonte", un sincero, directo y evocador poemario que podrán encontrar en el siguiente enlace: "Horizonte".


También esta apacible
belleza en llamas
me observa con ánimo
          de desposeerme de cualquier 
signo de placidez.
Despojas mis ilusiones
de aguas mansas, 
de retratos en azul, 
ridiculizas el pausado latido
y recitas con fauces saciadas
todos los deseos 
que alguna vez hicieron
jirones mi piel.

Comentarios