Mad Robot - "Punch me, kiss me, fuck you" (2019)



 Se reconoce a Mad Robot sin dificultad, están sus potentes bases rítmicas, su dualidad vocal el/ella, sus influencias...

Por Jorge García.


"Punch me, kiss me, fuck you" es un trabajo que nace gracias a la constancia y el empeño de Mad Robot. Cuando la filosofía a la hora de transmitir música es el DIY (Do it yourself), es más fácil que aparezcan baches en el camino y un proyecto que parecía lanzado sufra un frenazo en seco.

Algo de esto ocurrió durante la gestación de este disco: pistas que se pierden y que hubo que volver a recuperar y grabar, bases que no pasaban unos mínimos... imponderables que no consiguieron evitar que "Punch me, kiss me, fuck you" suene a todo trapo en los equipos de todos aquellos que hemos tenido la suerte de tropezarnos con Mike Grau, Carolina Otero, Borja Boscá y Roberto Timón; que es la actual formación de Mad Robot.

Produce y mezcla Mike Grau, y el trabajo se lleva a cabo en su estudio doméstico, The Room, en Valencia. Y ahora, ha llegado el momento de hablar (bien) del resultado.


Algunos dirán que siento debilidad por el grupo y por los sonidos que practican, y tendrán razón. Así que el resto de la perorata casi que sobra, pero como este es mi blog, puedo ponerme pesado y hablar del disco aunque el que más y el que menos ya sepa lo que voy a decir al respecto.

No diré que hay un giro en el sonido ni en la esencia de la música que sale de este álbum, pero tampoco me parece lo mismo de otros discos, intentaré explicar esto: Se reconoce a Mad Robot sin dificultad, están sus potentes bases rítmicas, su dualidad vocal el/ella, sus influencias... pero al menos a mí, me suenan con menos brillo, más oscuros y agoreros, si lo prefieren menos fiesteros, más serios e incluso malotes. Me parece que hacen menos confesiones al pop, y sus guitarras me suenan menos radiantes, pero más rotundas, como si fuesen golpeadas con mala hostia, y tal vez en algún momento, con cierta tristeza (son paranoias mías, insisto).

Pero, ¿saben qué?, a mi es el disco que más me gusta del grupo. Tal vez por qué yo también atravieso una época de mala hostia y de cierta tristeza. O también puede ser que lo que digo más arriba está motivado por el cristal a través del cual veo las cosas últimamente, pero lo cierto es que conecto con las canciones de manera milimétrica.

Que no me he vuelto loco, siguen las influencias de siempre: Pixies, Sonic Youth, Pavement... suenan a aquello que se llamó indie y que latía con fuerza hace treinta años, hasta que las multinacionales compraron el término y a su sombra arracimaron a tantas bandas disfrazadas de leñadores como pudieron encontrar, y que estaban dispuestas a amoldarse a las exigencias del mercado.
No son estos chicos y chica de los que tienen corazón de plastilina, y eso queda claro también en los textos, que circundan los temas habituales: sexo, depresión, comentario social, religión, catastrofismo cósmico y por supuesto unas gotitas de sci fi.


El tracklist es equilibrado y sin minutos de la basura, así que no tengo la más mínima intención de diseccionar el elepé canción por canción. Lo que sí diré es que hay tres temas que quiero destacar como favoritos míos: "She's not breathing", "Horrible day" y "Everthing sucks".

Es lo que hay, una banda honesta y orgullosa, que cree en lo que hace y encima lo hace bien, que es lo que se podría llamar un grupo de culto, y que aquí, que de aquello de la militancia en minorías, algo sabemos, los recomendamos siempre que se nos presenta la oportunidad, y hoy, con el gran "Punch me, kiss me, fuck you", volvemos a hacerlo.

Bandcamp donde se puede escuchar y adquirir "Punch me, kiss me, fuck you" (pinchar).

Se recomienda visitar la reseña sobre este mismo trabajo publicada por Chals Roig para el Exile SH Magazine pinchando AQUÍ.

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