Salgo de viaje unos días. ¡Hasta la vuelta!


Los últimos años, cada vez que comenzaba mis vacaciones y salía de viaje, hacía un resumen del curso pasado y lo plasmaba aquí. Siempre sentía la necesidad de hacerlo, de agradecer a los que me habían acompañado durante el año y despedirme de los asiduos por unos días.
Además me gustaba contaros cómo me sentía: si estaba cansado, enfadado, entusiasmado... pero siempre, eso invariablemente, deseoso de partir y con la bandera de la esperanza ondeando al viento de la libertad que siempre me da viajar.
Este año no siento esa necesidad, no ha sido un año caracterizado por el entusiasmo. No encuentro demasiados motivos de rememorarlo, no han sido estos últimos, mis mejores meses.
De un tiempo a esta parte me siento viejo, mayor y lo que es peor, como un derrochador de vida. Busco demasiado en el pasado y me detengo siempre en las oportunidades perdidas, en las equivocaciones cometidas y en la gente olvidada por mi. Sé que necesito algo y creo que sé qué es, pero me tiembla el pulso a la hora de acometer las acciones necesarias para atacar el objetivo, pero debo hacerlo aunque pueda suponer cambios que me asusta afrontar.
Este año, sólo me despido de vosotros, y os doy las gracias por estar, creo que es el año que más he necesitado vuestra presencia.
¡Hasta la vuelta!

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