Rafael Berrio - "1971" (2010)



 Alejado del rock, del pop o del donosti sound, Berrio crea un disco marcado por unas coordenadas sonoras independientes del remolino de etiquetas...

Ha sido a raíz del concierto de la pasada semana del donostiarra Rafael Berrio, que he ido rescatando discos anteriores a "Paradoja". Digo rescatando, por qué ciertamente el mentado trabajo de 2015 supuso una especie de punto y aparte en la carrera de Berrio en lo que a mi respecta.

Lo que quiero decir es que "Paradoja" acaparó muchas escuchas aquel año, y levantó una especie de muralla entre lo anterior y lo posterior, la llegada de "Niño futuro" no ha derribado el muro y ha hecho de continuador a "Paradoja" (aunque son trabajos claramente distintos).

Pero esta última semana he extraído del pasado algunos discos, y "1971" ha vuelto a revelarse como una jaculatoria, como la visión de la verdad incólume de la poesía y la canción, cuando ambas se alían en pos de misiones arcanas.

Alejado del rock, del pop o del donosti sound, Berrio crea un disco marcado por unas coordenadas sonoras independientes del remolino de etiquetas que siempre suelen acudir a las plumas de los redactores musicales, con sensaciones cercanas a la chanson française o a ciertos momentos de Leonard Cohen.


Primorosa producción de Joserra Semperena, que arropa la voz de Berrio con caricias de cuerdas, latidos de pianos, acústicas serenas, algún viento y también algún arranque eléctrico.

Pero los textos son la guinda de un pastel que se devora con solemnidad y apetito prudente, siempre en primer plano, con los vapores instrumentales haciendo las veces de acompañantes o escoltas de las palabras, de los versos, de las inspiraciones personales, nostálgicas o filosóficas, de esta manera se impone la escucha, la reflexión y la final avenencia con el autor.

La emoción llega gracias a vehementes arranques nostálgicos como "Este álbum" donde una acústica acompaña los recuerdos familiares, fijados en un álbum de fotos, relatados con grave tono por Berrio o la irónica y descreída disección en tono barroco del amor en "El amor es una cosa rara"

Bella y lúgubre "Las mujeres de este mundo", es uno de los momentos más sobrecogedores del disco, con una producción que se decanta por el triste y decadente soniquete cabaretero en ciertos instantes.
Recuerdo agridulce a los que estuvieron en el influjo bohemio de chanson de "Mis amigos"; el piano se deja envolver por las cuerdas en la intrincada y brillante "Simulacro"; también el piano y las cuerdas están presentes en "Como Cortes" que también deja escapar leves quejidos de guitarra eléctrica.

Una de los más sublimes alegatos poéticos a lo que pasó o no, a lo que pudo ser y no fue, al pasado que nunca termina de cerrarse en "Cómo iba yo a saber"; la primaveral y francesa "Es simple" da un toque de luz y juego a tan magna e inspirada obra que crea un contrapunto con la profunda pieza de cámara "Oh, verdad desnuda" para terminar con "Tú tienes a tu lado un ángel", otra impoluta reflexión íntima y lírica que se solaza en una intrincada fusión de cuerdas y electricidad de sutil presencia.


De lo mejor de este año ha sido recuperar "1971". A veces la memoria es frágil, o una insensata que se vende a lo fácil y a la inmediatez del momento, pero esta vez ha sucumbido, como lo ha hecho mi corazón al recuerdo de un disco que ahora recuerdo que es mi favorito de Rafael Berrio: "1971", por bello, por íntimo, por poético y por diferente.

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