Santi Campos & Herederos - "La Alegria" Vol. 1 (2019)



 ...bajo este título nos ofrece la visión de un luchador del mundo, enfrentado a lo que le rodea con vocación de dar la pelea...


Por Jorge García.

Mañana Santi Campos presenta "La Alegría" en Bilbao, no faltaremos a la cita en la kutxa Beltza del Kafe Antzoki, y para hacer mas llevadera la espera se me ha ocurrido compartir en Rock and More la reseña que sobre los dos volúmenes de "La Alegría" escribí hace unas semanas para el Exile SH Magazine.
Hoy el primer capítulo, tal y como apareció en su día en mi otra casa:

A veces, no demasiadas por desgracia, algún loco se decide a dar una vuelta de tuerca a la lírica del rock, dejar a un lado las tópicas y típicas soflamas rockeras para profundizar en el interior de sí mismo y ofrecer una visión diferente (en general o en particular), dentro de la literatura afín al género.

Santi Campos es uno de esos osados artistas que se tira a la piscina sin estar seguro de que contenga agua, y en esta ocasión lo ha hecho por partida doble (o cuádruple tal vez).

"La Alegría" es el título de su nuevo proyecto, dos discos (que no un elepé doble), en los que bajo este título nos ofrece la visión de un luchador del mundo, enfrentado a lo que le rodea con vocación de dar la pelea, comprender y hacerse comprender, asumiendo e imponiendo, explicando y reflexionando, contando y restregando.

Le ayudan 'Herederos', una banda que a un servidor le recuerda en cierto modo a los Bad Seeds de Cave, quienes proponen un sonido aguerrido, con fluctuación de teclas y guitarras, con textura coral y pocos amaneramientos y virtuosismos, la virtud la encontramos en los textos.


Se aprecia un rock de ínfulas poéticas en el soporte sónico, un parlamento que entronca con determinados momentos de la obra de José Ignacio Lapido o Quique González, aunque lo que refulge es, por encima de todo, la personalidad del propio Santi Campos.

Vamos a centrarnos en el primer volumen de esta obra: "La Alegría" Vol. 1. Cada cara (en el vinilo) lleva un título, una razón de ser temática sobre la que giran las palabras, las reflexiones y los sentimientos. Cinco temas por capítulo que pintan -a primera vista- como vivencias y esperanzas que buscan, por intrincados caminos, la alegría, con una mezcla de anhelo y utopía asumida.

El primer episodio titulado "Una educación católica" nos habla del pasado, de los años de niñez, adolescencia y juventud, de los días dedicados a la creación del monstruo que cada cual somos.

"Cartas" se desenvuelve sobre un tono nostálgico de piano, una vista atrás, al principio, comparándolo con un hoy que tampoco ha resultado tan mal.

"Ruido de fondo" se muestra más furiosa, guerrera e incendiaria, un nuevo vistazo a los años del colegio, menos amable que la precedente. Con ese ruido de fondo impuesto por la iglesia, ese sedimento formado por capas de ideología pseudo-redentora que ha infectado la conciencia de occidente.

"Torpes", vuelven las teclas a pretender un entorno de paz, y siguen los años dorados, el valor de los sueños, y el arma de doble filo que siempre supone soñar despiertos, querer correr antes que andar, la épica de no ser como los demás, uno de mis temas favoritos.

"Tatuaje" nos lleva a la adolescencia, a la playa, a la amistad, a las decisiones, al arrepentimiento y el miedo (y la pereza).

"Enid Blyton", la pieza más corta y más atmosférica, el cuarto de la casa de los padres, la niñez, el primer refugio.


El segundo capítulo (la cara B del vinilo), se titula "El viaje": Entiendo que habla del viaje que recorremos mientras estamos por aquí, los lugares y espacios que habitamos mientras hacemos la travesía.

"Podría llover", siempre podría ser peor, habla de ejemplos que corroboran este principio, y finalmente alude al valor, las guitarras se retuercen en un crescendo eléctrico de fuerte pegada, mi tema favorito.

"Un ángel", la cara fea del periplo, una textura sónica más densa, un texto introvertido y crudo sobre la soledad y la pobreza que viaja de polizón, invisible al resto del mundo. Otro instante cumbre en el trabajo.

"Pueblo fantasma", la huida (también es un viaje), a la desesperada, buscando un futuro lejos de mundos en derribo. Acústicas y cuerdas que dan un pretendido halo rural y fronterizo, cuando los orígenes son invadidos por fantasmas, y no hay vuelta atrás.

"Barcelona", el tema promocional del disco, una semblanza de la ciudad donde reside el autor, con alusiones a literatos que han moldeado con palabras a la ciudad. En el fondo y aunque no lo parezca, es una canción de amor a la Barcelona de la gentrificación.

"Sismo", huir de la sensación de inercia vital, del no ser consciente de que el viaje continúa y hay que ser parte activa del paisaje, despertar cuando suena la alarma, escapar del sismo.

Hasta aquí la primera parte de "La Alegría", un trabajo que me tiene prendado, que está lleno de vida, de esperanza y reflexión, que emociona y subyuga, que renuncia a la derrota y asume lo débil como parte intrínseca del camino, que otea en el horizonte la presencia de La Alegría que siempre debe suponer estar aquí.

Reseña publicada el pasado 09 de julio en el Exile SH Magazine.

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