Desmenuzan ciertas coordenadas de los sesenta, buscan en lo palpable, en lo que se ve a simple vista, pero lo elaboran con gusto, talento y con la predisposición de gustar... |
Les propongo un experimento musical que si bien puede parecer a primera vista una receta más de tópicos combinados en busca de sonidos revival sin demasiado peso específico más allá de lo puramente evidente y resultón, lo cierto es que una vez examinado el resultado, comprobarán que se trata de un apetecible y muy sugestivo trabajo discográfico, que para más inri, viene desde los países bajos, lugar no demasiado trillado en los terrenos rockeros.
Tomen para alcanzar la correcta prescripción, una medida de The Byrds, por aquello de las armonías vocales y las caricias country y folk; otra medida de The Beatles, para justificar la inspiración melódica y algún leve soplo psicodélico; una tercera medida de The Kinks, para alcanzar esa atmósfera proletaria pero sumamente sofisticada y para finalizar dejense llevar por paisajes sesenteros sin darle demasiadas vueltas al caletre, y tendrán "Elisabethan", el último disco de un dúo holandés llamado Bingo Trappers, que si no es por my friend Nikochan no creo que jamás hubiese dado con él.
Desmenuzan ciertas coordenadas de los sesenta, buscan en lo palpable, en lo que se ve a simple vista, pero lo elaboran con gusto, talento y con la predisposición de gustar, sin embarcarse en viajes de pretensión o búsqueda de santos griales, y funciona creanme, porque gustan, es difícil que este disco no guste.
Ni renuncian, ni ocultan sus influencias: los coros byrdianos de "All the plain songs" que se diluyen en esencias gariteras o en la placidez de una steel de "Precious relics". Los Kinks se introducen en la fibra de la que está construida la magnífica "Signs of comfort".
"Down the road" es garajera y beatle, de cuando los Fab Four tocaban en garitos de mala muerte a la hora del almuerzo, aunque con unas teclas muy Animals; vuelven a golpear los de Liverpool (entre otros) con una micro-dosis psicodélica en la encantadora "Marjory". Fresca y juvenil, como un soplo de esperanza no pretendida, la estupenda "Don't steal my line".
Byrds, e incluso Dylan se asoman a "The thin wild mercury sound" y los acentos countries también rematan la tesitura sónica de "Homegirl", que también suena muy beatle.
Se remata el disco con un tema de espiral muy british como "Too many shortcuts". Tal vez "Raise my profile" sea el único tema del disco que no termina de convencerme, aunque es una apreciación personal.
Se recomienda visitar la reseña sobre este mismo trabajo publicada por Nikochan en el Exile SH Magazine pinchando AQUÍ.
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