El cine de Luchino, fuertemente influenciado por el neorrealismo y con una base de producción teatral (operística) muy arraigada en su estilo y el gusto literario tantas veces expuesto, alcanza aquí cotas de compromiso personal al acometer un reto tan titánico como esta "Muerte en Venecia".
El compositor Gustav Von Aschenbach (Dirk Bogarde), se refugia en Venecia para intentar aplacar su ánimo y vencer una depresión. Allí, entre las brumas de una ciudad maldecida por el cólera, se fija en un adolescente, Tadzio, que reside en su mismo hotel junto a su familia al punto de obsesionarse y por supuesto enamorarse.
Belleza y simbolismo en una discutida y al tiempo indiscutible obra, donde la música ensalza el texto, la ciudad es una protagonista más y el cine se hace grande y palpitante.
¡Feliz semana!
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