...nos tropezamos con auténticas gemas country, blues y rhythm & blues pletóricas de autenticidad... |
Un 6 de diciembre de 1968, hace hoy cincuenta años, se publicaba "Beggars Banquet", séptimo disco en Inglaterra y noveno en USA de la banda londinense The Rolling Stones. El disco aparece un año después del fracaso que supuso "Their satanic Majesties request", un magnífico disco, infravalorado en su época (y aún hoy en día), y que fue producido la propia banda.
Mick Jagger no quiso que volviese a ocurrir lo que ocurrió en 1967 y decidió dejar la producción del nuevo elepé del grupo en otras manos. Por consejo del ingeniero de sonido del grupo, Glyn Johns, se pusieron en contacto con Jimmy Miller (Traffic, Spencer Davis Group), quien produjo los cuatro siguientes discos de los Stones, y cuya primera decisión como productor fue despedir a su valedor, Glyn Johns.
La grabación del disco estuvo marcada por las ausencias de Brian Jones, aquejado de serios problemas con las drogas, así como de índole sentimental, que hacían de él un tipo impredecible y de difícil trato en lo profesional y personal, "Beggars Banquet" supuso la última aparición relevante de Jones con los Stones, meses después fue despedido. Esta actitud por parte de Brian propició que Jagger tuviese que tocar la guitarra en las sesiones de grabación por primera vez en la historia del grupo.
Aquellas sesiones se alargaron durante más de cuatro meses durante la primavera y el verano de 1968 y tuvieron lugar en la casa de Keith Richards en Sussex y en los estudios Olympic de Londres.
Decide el grupo volver a sus orígenes, tras dos discos 'diferentes' como "Their satanic Majesties request" (rock psicodélico) y "Between the buttons" (pop, folk-pop) que no consiguieron los objetivos comerciales que la banda esperaba. Aquí por contra, nos tropezamos con auténticas gemas country, blues y rhythm & blues pletóricas de autenticidad, con las raíces de cada palo como principio sónico y atravesados por textos cargados de crítica social, en base a los conflictos y revueltas de la época, así como filosóficos, inspirados en las lecturas de Jagger durante aquellos tiempos.
El disco es un conmovedor trayecto por la música de raíz americana, donde todas y cada una de las diez canciones que lo conforman supone una cima que compite con las otras nueve. A la pureza del sonido hay que sumar una suerte de alquimia que elevó cada tema a un estado de plenitud musical y originalidad no impostada que hacen de "Beggars Banquet" una obra maestra sin paliativos.
Vuelcan en la concepción de cada tema experiencias personales y musicales, como demuestra la incorporación de congas, bongos y maracas propuesta por Richards para la base rítmica de "Sympathy for the devil", quien quedó prendado por la samba, o la letra, obra de Jagger, inspirada en la novela de Bulgákov: "El maestro y Margarita", aunque también se aprecia una tenue inspiración en la obra del poeta francés Charles Baudelaire. En cualquier caso "Sympathy for the devil" es un tema absolutamente grandioso por originalidad, atmósfera y una creciente intensidad plena de intensidad, oscuridad y sugestión.
Pero el disco está repleto de obras sublimes: "No expectations" es un delta blues que recuerda a los temas primigenios de Robert Johnson; "Dear doctor" es un canto de aspecto primitivo donde se funde el blues y el country, dedicada a un sospechoso doctor; continúa el blues con "Parachute woman", aquí se trasladan de las pantanosas orillas del Mississippi en su desembocadura, al Chicago en el que reinaba Muddy Watters.
Algunos críticos consideraron "Jigsaw puzzle" como un mero relleno, y nunca fue interpretada por la banda en directo, pero es uno de mis momentos favoritos del disco, con ella termina la cara A del disco
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El agresivo rock/Rhythm & blues "Street fighting man" abre el lado B del vinilo, un tema de fuerte contenido político y actitud reaccionaria, un gran rock and roll; "Prodigal song" es una pantanosa y acústica versión de un viejo blues de Robert Wilkins. La maravillosa "Stray cat blues" fue -según se cuenta- inspirada por el "Heroin" de la Velvet Underground, es uno de los temas más asfixiantes y encendidos del disco, una POM.
El folk de los Apalaches "Factory girl" emociona gracias a su sencillez y minimalismo, dando paso a la grandiosa "The salt of the earth", tema que finiquita el álbum, en el que Richards oficia de voz principal; un corte de enorme construcción melódica que cuenta con impagables coros y una estructura instrumental de excepción; nos hablan de dar lo mejor de nosotros mismos, un colofón inmejorable para una obra magna como ésta.
"Beggars Banquet" cumple cincuenta años, sigue sonando a tradición, a modernidad y a autenticidad, a verdad en definitiva.
Con esta obra maestra, sus satánicas majestades inician una travesía por el olimpo del rock que se prolongaría durante cuatro discos inexpugnables, y que hicieron de ellos la banda más mítica y demoledora de la historia.
Hoy celebramos el medio siglo de "Beggars Banquet".
Magnífico repaso a un álbum extraordinario. Lo de "Sympathy For The Devil" es de otro mundo, una canción de una originalidad y grandeza tales que quita la respiración, pero el mérito está en que el resto de temas no bajan el nivel.
ResponderEliminarAbrazos, Addi.
"Sympathy" es grandiosa, pero todo el disco es sublime, empezaron con "Beggars Banquet" una etapa grandiosa en lo musical.
EliminarAbrazos.
Junto con el Let it bleed y Sticky fingers el trio de ases. Their satanic Majesties request, Between The Buttons y Aftermath son discos buenísimos y poco reconocidos, pero no llegan a los tres citados.
ResponderEliminarSalud socio
A los tres que citas yo añado "Exile on Main St", pero por lo demás totalmente de acuerdo, esos tres precedentes son discos enormes, aunque no tan célebres como estos.
EliminarSalud.
Magnífica reseña y recuperación de un disco bestial y fundamental. Abrazos.
ResponderEliminarAquellos cuatro discos de los Stones son la 'sal de la tierra'. Aunque reconozco que por éste siento una especial debilidad.
EliminarAbrazos.