The Screamin' Cheetah Wheelies - "Magnolia" (1996) - Mis discos de los 90


Hace varias semanas escribí un artículo en el que hablaba sobre los años noventa, los grupos y estilos que escuchamos como locos en aquella década mágica para los que pertenecemos a la Generación X, y en cómo siento hoy algunos de los discos que calciné en aquellos años. Hacía referencia a que muchos de aquellos elepés -al menos en mi experiencia- se fueron evaporando con el transcurrir de los años, y que curiosamente, no son los que más sonaron y visitaron las interminables secuencias de clips de la MTV los que hoy prefiero de aquella época mítica. Más bien todo lo contrario, pues siento que muchos de los grandes hits de la época han envejecido conmigo, o por lo menos han perdido fuelle, hace tiempo que no me producen sensaciones. (artículo AQUÍ).
Entonces me comprometí a recordar y traer aquí alguno de aquellos discos que hoy, veinte o más años después, siguen haciéndome sentir un veinteañero, siguen contagiándome juventud, rebeldía, transgresión y ganas de vivir.
Uno de aquellos artefactos, que lleva veintidós años sin parar de sonar y que sé que ya nunca callará, es el segundo álbum de la impresionante banda de Nashville The Screamin' Cheetah Wheelies titulado "Magnolia".

Ni que decir tiene que este disco no tuvo la tralla mediática que tuvieron otros de aquella época, los de Mike Farris no solían prodigarse en radio-fórmulas ni en la MTV, no ocupaban las portadas de las diferentes revistas especializadas ni eran entrevistados de manera habitual en los late night shows.
Pero aún jugando un papel de gregario de las grandes estrellas, era una banda importante, que se atrevía con un rock sureño clásico, con salpicaduras de soul, de blues, de boogie e incluso de funky, que seguía los pasos de bandas míticas como Rolling Stones, Faces o Lynyrd Skynyrd entre otras muchas.
Es posible que la aparición fulgurante de los Black Crowes en los primeros noventa, que ocuparon la pole de este palo estilístico durante toda la década invisibilizara un poco a sus vecinos de Tennessee. Pero diré que los dos primeros trabajos de SCW no tienen nada que envidiar a cualquier disco de los cuervos, todo lo contrario, y en especial el segundo, el que hoy traigo aquí en esta sección de Mis discos de los noventa, como digo el absolutamente demoledor y grandioso "Magnolia", una de las obras magnas de la década de los noventa y de alguna más.
Producido por Michael Barbiero, el quinteto capitaneado por Farris se muestra pletórico, aniquilador en la ejecución de diez trallazos sonoros de una enjundia extrema, que se balancea entre lo diabólico y lo místico, lo tribal y pantanoso y lo febril y musculado; más allá del bien y del mal.

El trío de canciones con que comienza el disco es tan devastador que cualquiera con sangre en las venas quedará tocado y envenenado por lo que queda de vida: "Blackwoods traveling" y su inefable sabor sureño, su armónica y una guitarra endemoniada, no sólo los Crowes saben de ésto; la magnífica "Gypsy lullaby" que atesora todo la sabiduría del sur, un clásico instantáneo y la más ácida "Hello from Venus"; y su pantanoso bramido.
Pero lo explosivo de este comienzo no provoca un decaimiento en el resto del recorrido por el mundo de los Wheelies, pues continua el recorrido por el soul y el funk de "I found love"; el fantasmagórico susurrar de guitarras, el soplido ritual de la armónica, los fibrosos riffs de las guitarras, el soplido despiadado del hammond y el vozarrón trompeteante de Farris para los impresionantes seis minutos de "Magnolia".
Colaboración de lujo de Warren Haynes en "Good times", que también co-escribe; vuelta a los sonidos de ciénaga e infierno en la tortuosa "Messenger's lament" y siete minutos de milagro sonoro en clave de rock embriagador y sinuoso con la imponente voz de Farris en "Father speaks".
Ver llegar el final del disco produce pavor, la temperatura acumulada a lo largo de la escucha ha alcanzado límites de peligro de explosión y no es un tema en clave funk como "I dreamed" quien congelará el asunto, así que habrá que arder hasta el final de "You are", el momento calmo y relajado, espiritual y con el gospel sobrevolando y mutando en ácido devenir para la despedida de una auténtica tempestad sonora como pocas se vivieron en los noventa, un disco que nunca es suficientemente reivindicado, pues se trata en opinión de este escriba, de una obra maestra a la altura de cualquiera que puedan imaginar. Uno de mis discos de los noventa es sin duda "Magnolia", una auténtica barbaridad firmada en 1996 por Screamin' Cheetah Wheelies.



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