En estos tiempos convulsos para la música, donde todo se crea de manera industrial, con una enfermiza tendencia a elaborar productos de mercado basados en clonar recetas sónicas que la experiencia previa ha demostrado que funcionan como artículos de consumo, lo que provoca que en unas pocas referencias sónicas se manejen la mayor parte de las bandas a las que el público tiene fácil acceso, poder traer a este humilde espacio a un artista como Brent Cowles, con la esperanza de que si alguien que se asome a esta reseña y aún no conozca al interfecto, pueda si así lo desea, hacerlo sonar en su hogar y (con toda seguridad) deleitarse con su música, es algo que hace que este modesto escriba se sienta francamente bien.
Porque este músico oriundo del profundo estado americano de Colorado, hijo de un pastor y educado bajo una fuerte disciplina religiosa; hace tiempo que viene avisando que tiene algo, especial y delicado, que ofrecer en forma de canciones.
Hace ya unos años que abandonó el proyecto You Me and Apollo, dejando excelsa muestra de lo que era capaz de hacer, especialmente en aquél disco de imborrable recuerdo y que crece exponencialmente según se suceden las escuchas con el que se despidió el grupo y que llevaba por título "Sweet honey" (2014).
Tres años sobreviviendo en el ingrato mundo de la música en los que intercala el EP del pasado año: "Cold times" que sirve de avanzadilla a lo que estaba por llegar.
Y lo que estaba por llegar era "How to be okay alone", una absorbente y admirable colección de canciones que nacieron bajo esta pregunta existencial que se hizo el bueno de Brent durante este tiempo, y que a buen seguro no podrá dejar a ningún melómano sino boquiabierto y obnubilado.
El trabajo rezuma reflexión, serena y fundamentada en base a una lúcida actitud de contemplación. Se desprende del núcleo sónico y argumental del disco una sensata espiritualidad muy asociada a la naturaleza humana en su entronque estilístico con palos como el rythm & blues, el soul, el folk o el pop de armonías y primaveras de cielos anaranjados.
Se abre la caja de las ilusiones con "The fold", una alhaja de rock edulcorado con armonías, guitarras encorajinadas y aires souleros, para quedar sumiso a lo que el resto del álbum quiera depararnos.
"Tequila train" tiene un aire arcilloso, heroico y fronterizo, con coros que acompañan el sedoso instrumento de Cowles y una épica que se expande en derredor.
El single de lanzamiento fue "Keep moving" un bello corte que mira al pop de altos vuelos de Jayhawks pero sin postrarse ante la copia simple y ramplona.
Sin dejar las esencias campestres de frontera y andén ferroviario, recibimos las notas de un piano en "Fly on", con ese acompañamiento femenino en las voces que marca una diferencia de dulzura penetrante en todo el trabajo; crepuscular y acariciadora con eléctricas que tiemblan en "Velvet soul", exquisita y con un pop de cierta esencia africana en "Wire walker"; folk oscuro que muta a joya engarzada en apoteosis sónica en "Places" y reflexión desnuda en texto y sonido, el de la voz estirada en el agudo de Cowles y el de la acústica acompañante en el colofón "How to be okay alone".
Brent Cowles ha facturado un disco profundamente emocionante, hermoso, bucólico y también áspero, arcilloso por momentos. Canciones que se incrustan en el oyente por su fisonomía y por la intencionalidad dramática con que son interpretadas; un disco que pone de manera definitiva (si hubiese alguna duda) a su autor como una de las grandes realidades de la música actual de raíz y que coloca a "How to be okay alone" como uno de los discos más importantes del presente curso.
un disco precioso fantastico y muy muy bien producido Exquisito es la palabra
ResponderEliminarTotalmente, un disco magnífico, uno de los destacados de este año bajo mi punto de vista.
EliminarSaludos.