Escuchando el último trabajo de Superchunk: "What a time to be alive", da la sensación de que los años no pasan para los de North Carolina, y que conservan, veintiocho años después de su debut, la incisiva urgencia propia de la juventud.
Su tercer elepé en la presente década nos devuelve a la banda de Mac McCaughan en plena forma, sin pretender redescubrirse ni hacer vertiginosos giros estilísticos, pero conservando toda la fuerza juvenil y el granito sónico que exhibía en los noventa, cuando refulgía entre la maraña de bandas de rock alternativo, grunge, punk-rock e indie que trillaban el mercado en el frenético final del milenio.
Así que no diremos que Superchunk sorprenden con este álbum, tampoco lo pretenden, y haberlo intentado posiblemente no hubiese tenido demasiado sentido y ahora no estaríamos hablando de un nuevo artefacto lleno de rock guitarrero, con frenesí de percusiones, velocidad e intrepidez, textos feroces y reaccionarios y ese añejo sabor a años noventa del que se niegan a renunciar y que muestran sin complejos e incluso con orgullo; lo dicho, que los años no pasan para Superchunk.
Todo lo comentado se certifica con la escucha del tema que da título al disco -y vaya título- y que ha sido el elegido para lanzar el trabajo, una explosión vertiginosa con un texto incendiario y feroz.
Y como este tema de furibundo estribillo es un claro botón de muestra que resume perfectamente lo que esconde el elepé, y que como podrán observar es como retroceder veintipico años en el tiempo, no tiene mucho sentido detenernos en cada tema, pues repasar este tracklist es un ameno y reconocible camino por las esencias del rock alternativo más arraigado a la tradición que marcó el nacimiento del grunge y del indie cuando en sus inicios parecía que se hablaba de algo realmente cierto.
No puedo obviar destacar temas como la colérica "Lost my brain", la melódica y pegadiza "Break the glass", el tema de estadio "Erasure", la rabiosa arenga política "Reagan youth" o la punkarra "Cloud of hate" de poco más de un minuto.
Es de celebrar la vuelta de Superchunk, sin sorpresas pero con la misma actitud de siempre, una épica juvenil insobornable y buenas canciones.
Pues mira Addi, a mí este último disco de Superchunk si que me ha sorprendido. Acostumbrado a las revitalizaciones express (o renacimientos, sería más exacto...) de grandes grupos como Breeders o Buffalo Tom, Superchunk supera en este "What A Time To Be Alive" con nota su legado, y esto, para unos cincuentones está más que bien. Me ocurre lo mismo que con el último de The Dream Syndicate. Serán estas sus obras de final de la década de obligada referencia. Y, termino, de momento candidato al mejor disco de 2018. (Me da igual, porque escucho tan solo una docena de novedades)
ResponderEliminarAbrazos,
JdG
Es un gran disco, que si supera los anteriores de esta década, no han pretendido ser otra cosa diferente a lo que son, suena de lujo.
EliminarAbrazos.