Este fin de semana estoy dando cancha al disco de Juan Aguilar: "El blues del arrabal" (del que hablaremos más detalladamente pronto), y me ha pasado una cosa curiosa: por algún motivo, me ha recordado al mítico rockero bonaerense Moris.
Y eso es una cosa buena, para Juan y para Moris, al menos en mi opinión. La cosa es que el fin de semana se está desarrollando entre rocks de esencia paisana, coplas pletóricas de emoción cercana y cotidiana y rebosantes de autenticidad, y claro, el tema para compartir con los colegas este domingo acompañado de la foto del vinilo de rigor, estaba claro, tocaba Moris.
Y el disco elegido no podía ser otro que el legendario artefacto de 1978 "Fiebre de vivir". La canción que habría de musicar el post era otra historia, pero sin pensarlo demasiado he decidido quedarme con la magnífica "La ciudad no tiene fin", un canto de amor a Madrid.
Nos quedamos con Moris felicitando a todas las amatxus del mundo.
¡Feliz domingo!
Diecicoho años tenía yo con ese disco de Moris y lo guardo y lo quiero como a los buenos recuerdos.
ResponderEliminarClaro, es comprensible. Yo era muy niño en el 78, pero lo recuperé de mayor y es un disco muy especial.
EliminarSaludos y gracias.