Lunes de comedia, que venimos de un puente largo y a muchos no les sentará demasiado bien la vuelta al tajo después de tanta fiesta. En 1950, el siempre discutido Vincent Minnelli rueda la que fue comedia del año, la divertidísima: "El padre de la novia".
En el film nos encontramos con una joven y espectacular Elizabeth Taylor, que llena de encanto la pantalla, la estupenda y muy atinada Joan Bennett y al extraordinario Spencer Tracy, demostrando que en el arte de ser actor no existía género que no pudiese acometer sin (aparente) esfuerzo.
Película en clave de humor familiar, con gotas de melancolía y un tanto cursi, es cierto; guión que hace de los tópicos el centro de la acción, pero que en tan excelentes interpretaciones funciona de maravilla.
Y lo que es mejor, en la hilaridad de la historia, en cada plano delirante, en cada rincón de la narración, se esconde una sátira, una crítica social al costumbrismo capitalista, a la necedad de seguir falsas tradiciones, como en pocos films más, en principio, comprometidos o trascendentes.
Preparados para reír, y lo que es mejor, sonreír, desde el primer plano del film, con Spencer Tracy quitándose los zapatos tras la boda de su hija.
¡Felíz semana!
la de v´ces que me la he visto casi se pegaria con la gran familia. Excelsa comedia hogareña que aún se agranda al ver su remake ( infame)
ResponderEliminarEs cierto que el remake hace de ésta aún mejor. La gran familia es también magnífica.
EliminarSaludos.