Guadalupe Plata - "Guadalupe Plata" (2017)


Como en cada año impar, desde 2009, el trío de Úbeda Guadalupe Plata cumple con 'su' tradición discográfica y entrega un nuevo trabajo, el cuarto, como siempre, de título homónimo.
Fieles a su estilo, sin dar la espalda a su sonido rock-country-blues: oxidado, infeccioso y subterráneo, con un eco fronterizo y pastoso, como de cloaca y ciénaga. Nos sueltan diez canciones, diez alaridos agónicos que parecen trepar por los resbaladizos muros que ascienden desde las cloacas.
Esta entrega contiene cinco cortes instrumentales, la mitad exactamente, un detalle poco habitual, y menos aún en bandas patrias: "Navajazo", tiene ese aire fronterizo y nocturno, peligroso y agorero, salpicada de ruidos y efectos; "Preso" es más clara, como un country de camino, de huida...; "Borracho" es como una marcha triunfal tras una noche de farra en el subsuelo; "Nido de avispas" nos lleva de nuevo a la frontera y al calor, ¿descubro un cierto aire árabe en el tema?; y "Almeria" es el último instante instrumental que cierra además el álbum.
Los otros cinco títulos, cantados, resultan más destacados -en opinión de este escriba- y es necesario destacar la impresionante versión del inmortal de la chilena Violeta Parra: "Qué he sacado con quererte", la hacen encajar en su entorno sonoro, dándole al tema un efecto nocturno, pantanoso y sombrío, realmente magnífica.



"Miedo" empieza con un trote de percusión que es puro rockabilly, las guitarras lo llevan al western y los aullidos de Pedro de Dios a las puertas mismas del averno. Junto al tema de apertura, "Tan solo" es posiblemente el momento que más me gusta, un blues denso y reptante, melancolía teñida de sombras y charcos amarillos y azuferinos.
Como un rock pionero sonando en la plaza de un pueblo en medio del desierto, en plena ola de calor, así me suena "Perro de vieja".
El blues más obvio, aunque diluido en rockabilly y con letanía fronteriza, lo recibimos en la breve y agónica "Demasiado", con la voz de Pedro que parece sudar.
Guadalupe Plata es un sinónimo de calidad, lealtad a un estilo, que les pertenece y del que hacen gala como propio -cosa al alcance de muy pocos en la actualidad- y fe en el suelo de su camino.
Vuelven a acertar en el presente ejercicio, sin superar anteriores trabajos, pero sin que el presente catálogo suponga -ni mucho menos- un desdoro a su impecable trayectoria.
Con la vista puesta en el directo, que espero me sorprenda (aún no he tenido la oportunidad de verles actuar en vivo) como en su día hicieron sus temas grabados, seguimos disfrutando de esta cuarta entrega de -como siempre- título homónimo.

Comentarios

  1. Está muy bien el disco, aunque no se me está asentando como los anteriores. Y no sé exactamente por qué teniendo en cuenta que creo que no han perdido estilo, calidad y originalidad. Abrazos.

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    1. No supera los anteriores. Yo lo tengo claro, tampoco se muy bien porqué, pero como digo en la reseña, igual me sobra algún instrumental no especialmente afortunado. Aunque creo que es un muy buen disco.
      Abrazos

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  2. Es verdad que no sorprende, que incluso su anterior disco es más intenso, con temas tremendos. Éste podría decirse que en estando en su línea lo veo algún escalón por debajo. Pero en directo no han bajado un ápice, los temas como de costumbre suenan increíbles, sujetos a la improvisación, pelos de punta solo de acordarme.

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    1. Pronto los veré en vivo, tengo muchas ganas, no les he visto nunca, por una cosa u otra siempre se me escapaban.
      Estamos de acuerdo con la lectura de su útlimo disco.
      Saludos.

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