Hay discos que parece que ejercen una atracción especial para los que hemos nacido en una determinada época. Creo que los que, como yo, han superado los cuarenta, el que hoy nos ocupa tiene ganado un terreno en el latifundio de la memoria. Espacio ganado tras varios meses encadenando, en las FMs del momento single tras single, que sonaban sin parar desde la mañana hasta la noche.
Pero es que en 1984 Alaska había alcanzado la categoría de estrella total, ya no solo era la extravagante cantante de una serie de estrambóticas formaciones relacionadas con una tal movida que llegaba desde Madrid provocando al conservadurismo impuesto, desafiando con soflamas de libertad a los censores, coloreando el blanco y negro reinante hasta la muerte del dictador... no!, ahora Alaska era una reina televisiva.
"La Bola de Cristal" nos mantenía a los adolescentes de la época atados a la televisión todos los sábados por la mañana, y en aquella bola ella era la absoluta estrella.
Pero lo cierto es que según avanzaba la década, la sensación era que el espíritu se iba licuando con otros ingredientes mucho menos libertarios y librepensadores.
Algunos de los que dieron comienzo a la revolución de Malasaña fueron acostumbrándose a la comodidad del vencedor, y las batallas del cambio de decenio que fueron ganadas por aquellos jóvenes pintarrajeados, sedientos de libertad y obsesionados por explotar su creatividad, una vez conseguido el cetro victorioso, esa actitud que rebosaba furia y ganas de escupir expresiones de cambio, se fueron convirtiendo en mercaderías que ahora tenían precio, que cotizaban en nóminas con no pocos ceros. Y los sonidos continentales que se reflejaban en lo mas vanguardista gestado en las islas británicas en el último lustro, se veían abordados por sonidos tecno que empezaban a ganar la partida gracias a la presencia mediática en radios y TVs a aquellos airados jóvenes que unos años antes batallaban contra la alergia a lo convencional.
Los textos relajaban su mensaje y se iba mellando el mortífero filo que antes les caracterizaba, el sonido se hacía mas acorde a las pistas de baile abovedadas por colores y láseres que empezaban a proliferar, y las arengas eran cada vez mas amables e inofensivas.
En 1984 Alaska ya no era la de la Tentación, ni la de los Reyes del Glam, ni la de los Supermercados, se desvanecieron los Pegamoides, que se re-inventaron en unos tal Dinarama menos agresivos visualmente y "Bailando" parecía un hit de un pasado remoto. Por su parte "Perlas Ensangrentadas" quedó como el fin de una estirpe.
Entonces, dominando en un trono asentado sobre el solar que estaba por construir hace unos años y que ahora resplandecía en la cima de la montaña de la nueva España post-naranjito aparecía "Deseo Carnal" para representar el nexo de transición entre la movida y el nuevo orden popero de la democracia por fin ¿consolidada?.
Y aunque lo cierto es que en este disco no queda apenas nada del espíritu de aquella movida que ya no se muy bien que es lo que fue, si es cierto que queda un disco elegante, ecléctico en cuanto al sonido y las letras, que sabe asirse a las bases que Paralisis, Kaka y Pegamoides impusieron como protocolos artísticos que funcionaban y que dieron una base de modernidad,
Además tanto Berlanga como Canut estaban desbordantes de inspiración, y Alaska sabía oficiar de lo que era: la reina del cotarro. Bastaban por tanto una serie de buenas melodías, unas gotas de provocación más de forma que de fondo y una promoción que desde televisión tenían más que garantizada, para que ocurriera lo que ocurrió: es decir, que "Deseo Carnal" se convirtió en un acontecimiento total que vendió miles de discos y que aún suena de pubs decadentes y petados de cincuentones, todas las noches de viernes del año en todo el país.
Y por todo ello, los que vivimos aquello entonces, nos encontramos indefensos ante el magnetismo de este vinilo.
Pero aparte de toda esta perorata están las canciones: brillantes, bailables, radiantes y bien construidas, con una letanía bohemia y un romanticismo maldito, como de pub frecuentado por un Lou Reed pijo, como de versos nacidos del alma castigada de una niña bien venida a menos.
Éxitos tan conocidos que comentarlos se me antoja absurdo, basta citar títulos como: "Un Hombre de Verdad", "¿Como Pudiste Hacerme Esto a Mi?", "Isis", "Ni Tu ni Nadie"...
Imposible aburrirse con la escucha de este disco, imposible no recordar tiempos, no mejores, pero ¡que coño! si mas jóvenes y locos. No entraré en connotaciones sociales con respecto al disco y a los artistas firmantes del mismo, solo en lo mucho que disfruto del mismo cuando lo pincho, que no es muy a menudo pero que cuando es, es genial.
Os dejo con un par de vídeos del inmortal y para algunos viejunos como yo, magnético, "Deseo Carnal" de Alaska y Dinarama.
Como soy del 83 lo que es la Movida me pilló muy niño y musicalmente no me atrajeron nunca, aunque ahora debo reconocer que estoy enganchadísimo con Tino Casal.
ResponderEliminar¡Abrazos!
Yo también soy un gran fan de Casal, al que he vuelto a recuperar últimamente, si te apetece te sugiero un articulo que escribi hace poco su "Etiqueta Negra", que en mi opinión además me parece su mejor disco.
EliminarSaludos.
http://rockmorebyaddisondewitt.blogspot.com.es/search?q=tino+casal
Recuerdo el shock de l aparicon en la edad de oro presentando el disco, las discusiones sobre si se habian vendido, si parecían Mari Trini. Que tiempos Hoy discazo pero también el principio del fin para todos sus integrantes lastrados por esta obra
ResponderEliminarLa verdad es que los proyectos de Alaska empiezan a interesarme menos a partir de este disco, siendo este ya menos ineresante que los precedentes, pero la verdad es que mola escucharlo, es cuestión de deshacerse de historias y disfrutarlo jajaja..
Eliminarsaludos.
Cómo molaba La Bola de Cristal, como bien describes. Y gran pelotazo aquel disco de Alaska y compañía. Hoy en día todavía suenan en cualquier garito a las tantas las canciones que nombras, Por algo será que sigan gustando.
ResponderEliminarGran post, amigo. Un abrazo!
Pues efectivamente, algo tendrá el agua cuando lo bendicen. Y La bola de cristal era lo mas, cuanto recuerdo a toda la peña que empezaba a despuntar y que paseaban por allí...
EliminarEran otros tiempos amigo.
Un abrazo.
Me encanta tu apertura musical, mysuperfriend. Me molaba más la etapa Pegamoide. Abrazo.
ResponderEliminarReconozco Johnny que a veces es mas nostalgia que otra cosa, pero lo cierto es que hay discos que aunque ya no me transmitan lo que de jovencito, megusta pincharlos en determinados momentos y aún los disfruto, aunque mis gustos verdaderos han tomado otros derroteros.
EliminarYo también prefiero a Pegamoides sin duda.
Un abrazo.