Varias veces he comentado desde esta bitácora que en alguna ocasión os contaré el origen de mi amor apasionado por el tango, tanto amo al tango como al rock, lo digo en serio.
Seré breve, pues es verano y no quiero abusar de mi cualidad de blogero cebolleta, pues la climatología no invita al recogimiento hogareño escuchando historias que se avienen mas apetecibles en los fríos invernales ante una chimenea con un puchito de whisky como añadido al conjunto.
Fue a mediados de los ochenta y un adolescente Addi salía con otros tres camaradas a ver un concierto en la bilbaína Plaza Nueva, bolo que pertenecía al programa de fiestas carnavaleras de aquel año.
El caso es que aquellos cuatro sujetos esperaban asistir a un concierto de Gabinete Caligari, cual fue la sorpresa de estos adolescentes al ver salir a escena a un grupo de tipos de extraña vestimenta y acento ajeno al propio del Madrid castizo tan asociado al amigo Urrutia.
Rápidamente y sacudidos por la indignación aquellos cuatro seres decidieron que aquello era una puta mierda y que se iban a tomar algo, pero cuando se discutía donde ir y que hacer con aquella noche que tan mal había empezado yo me quede observando lo que ocurría en el escenario, observando y escuchando, la verdad es que fui conquistado en segundos, no tenía ni idea de los derroteros que seguía la discusión encendida entre mis amigos, pues mi deseo había mutado y lo que deseaba era quedarme a seguir degustando aquel dolor trágico y colérico que encerraban aquellos versos, la melancólica belleza sombría de aquellos sonidos, la amargura avinagrada de las bellas notas de aquel instrumento que tiempo después descubrí que se llamaba bandoneón, quería seguir compartiendo tristezas y caídas libres por la vida con aquel sujeto que vomitaba sus tormentos por la boca con una sórdida y chulesca mala gana...quería llorar todo el concierto de Malevaje, pues los que estaban en aquel escenario eran los chicos de Antonio Bartrina, nada menos que Malevaje, los de los grandes tiempos con el maestro Larrea al bandoneon...me atrapo aquel son para siempre, hasta hoy, y por lo que me queda de vida...
Así que en esta sección hoy toca tango, lo fácil era tirar del rey, Carlos Gardel, pero me he decidido por el príncipe, el gran Roberto "Polaco" Goyeneche...
Y como no me puedo decidir por una sola de sus creaciónes, (cada vez que habría la boca creaba, no cantaba), pues con vuestro permiso me lanzo con unas cuantas, porque no solo de rock vive el hombre.
Que teimpos aquellos dónde el tango tuvó un sitio entre la modernidad. Cuantos empezaron a ver el tango y otrsa músicas de nuestros diría abuelos con cariño
ResponderEliminarEs que a klo que se le adjudica como definicion de moderno en estos tiempos no deja de ser una respuesta bastante antigua del termino, yo creo Bernardo que el arte con mayusculas e intermpretado como lo hacen los grandes, siempre es moderno, se pongan como se pongan los que se empeñan en decidir que es y que no moderno, estos son modernos fugaces, se quedan antiguos a toda hostia, el "polaco" es eternamente moderno, pienso yo amigo.
EliminarGracias por acercarte a este rincón arrabalero.
Salud.