La década de los noventa empezó como un huracán que dirían mis queridos Burning, no esperó a que el uno acompañase al nueve para iniciar una guerra que pasará a la historia por dos circunstancias, la primera por tratarse de la primera guerra que emprendía USA contra el Irak de Saddam Hussein, creo que todos estamos en antecedentes de los motivos, protagonistas y posteriores consecuencias de esta contienda, consecuencias que de una u otra forma hemos terminado pagando todos, aparte de tener que soportar actitudes de total fascismo e injusticia moral y la pérdida de varios miles de vidas inocentes y civiles, un motivo mas para avergonzarrnos de la estirpe a la que pertenecemos.
Otro motivo por el que esta guerra pasará a la historia es por su carácter divulgador por medio de las TV de medio mundo, el canal CNN fue el soporte que grabó y distribuyó la guerra como si de un partido de fútbol se tratase, si estaba en decadencia moral la TV esto supuso en muchos aspectos la declaración de Barra Libre Televisiva que seguimos viviendo y sufriendo, bueno algunos, otros hace tiempo que apenas nos asomamos al aparatejo.
En la piel de todo, además de una crisis, otra, incipiente, solo se hablaba del AVE que uniría a prodigiosa velocidad la capital del reino con la hermosa Sevilla, entonces no nos decían lo que costaría el billete, solo al alcance de tertulianos de radios y televisiones que muy ufanos alaban las glorias de un transporte que les permite vivir en su Sevilla y sin embargo llegar a Madrid, a TV todos los días a realizar su trabajo, los trabajadores al uso, siguen cogiendo el autobús ,mas lento, menos glamouroso pero accesible a bolsillos de sueldo medio español, osea la mitad del que pregonan los políticos en sus estadísticas oficiales.
La Expo y La Olimpiada eran los otros temas que saturaban los telediarios en cuanto a noticias nacionales, faltaba cada vez menos para que el año 1992 colocase a España en la élite mundial en cuanto a todo lo bueno...la realidad de esto ha sido sometida en multitud de ocasiones a debate y vosotros me contaréis...
En la soleada Iberia empezaban a emitir unas emisoras llamadas privadas, lo hacían casi a traición, nadie esperaba aquello aunque se venía hablando de la TV privada hacía tiempo, lo cierto es que después de tantos años de dictadura también televisiva el concepto se nos escapaba a casi todos y después nos pudimos cerciorar de que ganar se ganó mas bien poco, mas estrella mediocre creada a golpe de bisturí y maquillaje, guion sobre su vida privada y toneladas de decadencia moral, intelectual y cultural.
El CD empezaba a convertirse en el formato de conservación y reproducción de música, ya sabéis, se decía que era indestructible, que nunca se rallaba y que sonaba mejor que ningún otro formato, ya empezaba la publicidad moderna, tres afirmaciones pomposas, tres mentiras...
Musicalmente los ochenta nos dejaron las pupilas dañadas de tanto colorín expuesto a nuestra presencia en chillones vídeos poblados de señores y señoras coronados con peinados llenos de mechas y formas estrafalarias, cayeron toneladas de laca en aquella década, edad de oro de la peluquería, pero a estos colores y sedas gaseosas les acompañó muy poco peso musical, poca inspiración creativa y mucha babosería sónica, la segunda mitad fue dominada por los sones horteras y empalagosos que aportaron poco o nada, peor temporada que aquella para el rock, imposible.
Pero empezaban los noventa, el grunge estaba a punto de aparecer, a punto de explotar como la bomba atómica tantas veces mentada en la década recién terminada, pero esta vez el detonante seria la presencia y actitud de unos rebeldes, desaseados y provocadores muchachos que desde una desconocida ciudad yanky llamada Seattle iniciarían una revolución sonora y textual que devolvería al rock and roll al primer plano que le correspondía, Kurt Covain, Eddi Vedder, Tom Holmes, Layne Staley o Chris Cornell fueron los encargados de encender la mecha, bueno que estamos en los noventa, los encargados de pulsar el botón rojo.
El Reino Unido atacaba desde este lado del atlántico con otra propuesta, mas amable e inofensiva, pero de cierto interés musical, inspirada en los inefables Beatles y la tan manida y poco a poco olvidada invasión británica con todo la riqueza musical que dejo tras su trotar por USA en los sesenta, una nueva tropa de jóvenes tomaba el relevo de aquel desfile invasor y se lanzaba con el movimiento bautizado, sera por etiquetar, como Britpop.
Así grupos como Blur u Oasis hacían sus primeros intentos discográficos bajo la protectora sombra de aquellos que protagonizaron la primera invasión casi 30 años antes, no parecían muy dispuestos ha hacer una apuesta personal de demasiado calado tomando como propios muchos de los recursos sónicos y melódicos de aquellos, pero facturaron incuestionables buenos discos y dieron lustre a los primeros años noventa que definitivamente no tenían nada que ver en lo musical con aquellos ochenta recién extinguidos y autodestruidos a base de empacho de cursilería.
"The Great Escape" de Blur y "(What's The Story), Morning Glory" de los inicialmente prometedores de grandes hazañas y con el tiempo y su actitud venidos abajo Oasis, fueron los discos que en 1995 marcaron el momento álgido de este movimiento.
Y en todo esta amalgama de circunstancias, tendencias sonoras, inclinaciones estilísticas y actitudes de modernidad vanguardista, ¿Dónde encajan unos tíos como The Black Crowes???
Esa pregunta llevo haciéndome yo los últimos veintipico años y no encuentro respuesta...
Pero lo cierto es que en medio de todo aquello brillaban, como una supernova a punto de extinguirse, unos tipos que capitaneados por dos hermanos, jóvenes y de aspecto aniñado, con un deje a campesino sureño que les daba una peligrosidad encantadora y caballeresca a su aspecto de Rolling Stone de época dorada, y que descarados retaban a todas estas nuevas tendencias con su música clásica, basada en los fundamentos de las sonoridades sureñas propias de Lynyrd Skynyrd o Allman Brothers, que en su DND habitaban los riffs fibrosos y envenenados de Rolling Stones o Faces, riffs que se escapaban gritando fiereza de las guitarrras del menor de los Robinson, Rich, que en las inflexiones vocales del mayor, Chris Robinson, se revolvian furiosos y desgañitados todos los años de silencio ochentero vividos por los motivos sureños de creencia en la música racial de fuertes connotaciones sónicas, de creencia en el blues, olvidado y denostado en la década de los colores y los sintetizadores, de gusto por los movimientos sincopados del Rhythm & Blues que vio nacer su tierra natal, de sufrimiento sediento de bourbon en barras abandonadas al silencio de la madrugada, silencio roto por el country triste y plañidero que escupe la jukebox del último local abierto al público de todo el sur...
Ese es el carácter de The Black Crowes, el carácter de los anónimos héroes del sur, tan vencedores en su actitud, tan perdedores en las soledades abrumadoras de sus noches mas densas y pesadas, aquellas en las que aparecen entre efluvios de melancólica carga etítilica temas de sentimientos a flor de piel como la blusera y stoniana "Seeing Things" maravillosa y solitaria en su bello discurrir a lomos de un Hammond de arrebatadoras y oníricas notas.
La acústica y folk "She Talks To Angels", bella, mojada con toda la humedad del abrasador amanecer estival de Georgia, evocador y emotivo himno que eleva a la categoría de sueño las notas de una composición perfecta en su sincera y valiente apuesta.
El carácter de los Crowes también es el de la actitud rockera clásica, sin pretensiones, sin querer descubrir nada, solo decir mucho a golpe de riff, de base rítmica de enloquecedor repiqueteo, de diversión antes de que todo se venga abajo, de disfrutar del segundo gracias a la frenética y sublime "Jealous Again", guitarrera, con los Faces en su concepción germinal, con un piano Honky-Tonk de arrebatador y demoníaco sonar, estribillo decidido e indómito, un tema que ya goza de la categoría de clásico, algo parecido pero mas sucia en su acción guitarrera es la rotunda "Twice As Hard" que abre el álbum.
"Could I've Been So Blind" es un tema extraordinario, menos rabioso que los anteriores, mayor carga emocional y una personalidad mas pausada, mas reposada y una melodía mas dispuesta a la negociación estilística, otro tema excepcional dotado con un estribillo irresistible.
También en el carácter de estos hermanos de rotunda personalidad esta el frenético y casi olvidado ritmo setentero de bandas como Ramones, que tenían en el ritmo enloquecido y en las polvorientas guitarras sus argumentos para convertir una melodía en una proclama, así ocurre con la vertiginosa "Thick N' Thin", tema que podría ocupar un sitio mas que digno el el "Some Girls" Stoniano sin ningún tipo de complejo.
Su carácter y juventud se nota también en los riffs afilados y clásicos de "Struttin' Blues" donde el blues lo aportan los teclados de magnífico Chuck Leavell que pilota los Hammonds y los Wurlitzer en todos los cortes del disco, un lujo para una banda debutante, como lo es la producción de George Drakoulias y la intervención del ya histórico Rick Rubin, algo se cocía en las entrañas de estos chicos de Atlanta...
"Stare It Cold" cierra el disco con ritmo Stoniano de clásico sabor sureño, concebida en donde se encuentran los sonidos puros de Faces con la fiereza natural de Free y la clase de gamberra actitud de Rolling Stones, ese lugar mágico donde el rock ingles quiso sembrar su seña de distinción, pero que pasados los años no ha encontrado quien quiera hacer el viaje hasta allí, regadera en ristre, dispuesto a la hidratación de esa fertil y cálida tierra, allí los Crowes recogen frutos para su febril y ardoroso rock and roll, expuesto en este genial colofón a su primera POM.
Que nadie se piense que me voy a olvidar de la versión, no, mejor dicho del homenaje que al gran Otis Redding rinden estos chicos con la sublimación de una obra maestra, con el lavado de cara de una letanía soul de inconmensurables grandezas, con la transformación en rock-soul de rabiosa disposición de una caricia dejada por el que miraba desde el muelle de la bahía, de esa lectura genial, imprescindible de "Hard To Handle"...eterna en la voz de Redding, inmortal en la energía de los hermanos Robinson, su sola presencia justifica un disco, pero si el disco es este "Shake Your Money Maker" lo convierte en POM.
Mimetizados con los Stones mas setenteros del "Exile on Main Street", deleita al oyente mas controvertido sentimental y emotívamente este son que fluido se clava en las materias blandas del corazón que es la bella y clásica "Sister Luck".
Poco mas hay que decir de este disco y los primeros pasos de estos chicos, en principio desubicados en la explosión que traía esta década, demasiado cercana la caída del muro, ya en las pantallas la guerra en directo, con la energía y rabia de los jóvenes de la lluviosa Seatle dispuestos a vomitar sus motivos al mundo y con los ingleses nuevamente vestidos de elegante British Pop, no parecía que hubiese sitio para unos tipos que tenían sus voces cantando letanías pasadas, las púas de sus guitarras rasgando riffs desfasados y sus teclas en ritmos Honky-Tonk casi antagónicos a la actualidad reinante en aquel enloquecido 1990, pero ante un disco como este no hay quien pueda, ni la guerra, ni el muro, ni The Beatles ni el AVE.
Encajar no encajaban en su tiempo pero sin embargo tomaron el riesgo de hcar una música atemporal y el público lo acepto. Caso similar amy winehouse años después y a nivel planetario
ResponderEliminarY es que es imposible rendirse ante artistas de este nivel en los momentos culminantes de su arte, esta claro Bernardo.
EliminarAbrazo.
Pues a mí se me escaparon en esa época, seguramente por el ruido que las modas Grunge y Britpop causaron en aquel entonces, las cuales nunca fueron muy de mi agrado, por cierto, yo siempre fui y seré muy ochentero.
ResponderEliminarYa en el sXXI mi mejor amigo me obligó a escuchar a estos tipos, algo que le agradeceré eternamente.
Tal vez sea por ese encanto sureño, por esa actitud tan auténtica, por ser capaces de triunfar fuera de su época ideal, por esas guitarras tan crudas y genuinas, por ese sonido de piano del histórico Chuck Leavell, por esas coreografías de Chris (la de Remedy del Southern es un escándalo), por recordarme a la vez a los Stones, a los Zeppelin y los Lynyrd, a Humble Pie y Allman Brothers, por esas pintas tan guapas o por la frescura y pureza intrínseca de un álbum debut, para mí, en mi relativa ignorancia, es tal vez, sino el mejor disco de la década, uno de los mejores. Para mí, repito.
Como dice mi mejor amigo, más clásico que los clásicos.
Gran disco y gran entrada, como siempre.
Saludos.