..."Dan las seis, sintonizo a los Stones, recuerdos del pelo largo...viejos blues, queridísimo Eric Burdon"... Con estas palabras nos decía el inolvidable Pepe Risi lo solo que se encontraba aquella noche de hace mas de cinco lustros. Aquella noche de espera, de espera sin esperanza, de espera a lo que se perdió ante sus ojos, lo que se perdió en noches de oscuridad y polvo, en noches de arte, de inspiración, de vicio, de autodestrucción... noches inolvidables cuyos rescoldos ya nadie recuerda donde quedaron humeando unas horas después, cuando la luz ataca sin piedad unos ojos aún húmedos, acostumbrados a lidiar con la oscuridad, con la sucia oscuridad del ultimo garito que desafiando a las brujas, permaneció abierto hasta que las últimas reservas de autocompasión de los parroquianos dieron a su fin, y sus últimas monedas golpeaban con un ruido seco el mojado mostrador.
Esas noches pertenecen a los dioses, a los dioses de la derrota, de la dulce derrota, a los genios que no pueden soportar por mas tiempo el peso de sus pensamientos, a los soñadores, a los que la rutina les empuja a vivir de otra manera, a vivir de noche, ignorantes de las oportunidades que se pierden en los estertores de la madrugada, los amores que se disuelven en los charcos fríos que quedan tras el paso con la manguera de los operarios de la limpieza, que se pierden por los sumideros de los bordillos, cayendo en las cloacas, condenados a vivir con las ratas, con las ratas que nunca duermen.
Esas noches pobladas de dolor, de dolor disfrazado de alegría, de dolor narcotizado por los abrazos fariseos de quienes necesitan de la compañía de alguien, de alguien cuya voz acalle los latidos de su corazón, para que dejen de sentir en las sienes el golpeteo de sangre que les recuerda que aún están vivos, que aún les queda mucho que sufrir, que aún no han empezado a luchar, a luchar contra ellos mismos, a luchar por su vida, o por su dejar de morir vaso a vaso, risa a risa.
Noches de reciclaje de botellas, botellas en cuyos culos reposan las últimas esperanzas de algunos que quemando sus naves arrojaron al interior de la última de ellas, sus oportunidades de amor, de felicidad... condenándose sin saberlo a la soledad, como decía Risi a la soledad en la madrugada..."Y que se yo, si estoy tan solo, no puedo hablar con nadie que se yo, si estoy tan solo... necesito tu amor", necesito tu amor, todos lo necesitamos, y muchos lo tememos, quizás sea esa la clave, el temor, el pánico a que sea el amor el que te prive de ti mismo, el que te convierta en otro ser que no eres tu, en un desconocido, por eso muchos se pierden en los senderos de la furtiva soledad del bullicio nocturno, refugiando su amargura entre los muros de esos inhóspitos castillos llamados garitos, tugurios... tan bellos, tan románticos, territorios libres para el espíritu que huye de si mismo, en definitiva, refugios donde por el precio de una copa y en vaso te sirven sin decirlo la vacuna contra la alegría, esa vacuna que al ser inoculada provoca una primera reacción de contento, para posteriormente, retirarte esa sensacion hasta la próxima dosis, hasta el próximo vaso, la próxima ralla, el próximo pico...
Esa noche, peligrosa y bella, atrayente como una mujer bajo la lluvia, llena de cazadores de sueños que todas las noches y al abordaje hacen acopio de falta de valor para hablar de sus sueños, de la cacería de los mismos, pero que todas las noches salen de casa sin escopeta, sin esa escopeta que lleva años en el cajón de abajo del ropero, debajo de las revistas porno y los condones caducados. Esperando que sus dueños pierdan el miedo a cazar su sueño, a atrapar su futuro, a perder su pasado, a vivir.
Pero que sería del arte sin estas noches, noches de perdición, de dolor, de falsedad, de tristeza, de cobardía, de arrepentimiento, de remembranza, de melancolía, de sexo insatisfactorio, se sexo tóxico... noches en las que se mezclan la alegría con la amargura en el transcurso de la misma copa, noches en definitiva marginales...
Son estas noches los caballos sobre los que cabalgan muchos de los grandes genios de ayer y de hoy, príncipes, que a lomos de sus atormentadas veladas nos dejan, en el fragor de la amargura post-eufórica, sus obras mas sinceras, mas descarnadas, mas románticas y adictivas, atractivas historias encerradas en los surcos de un disco, o en las paginas de un libro, o entre los poros de un lienzo, o impreso en metros de celuloide. Arte bajo la luz amenazadora del neón, arte tras las últimas luces del amanecer, arte nacido de la oscuridad del alba, cuando se apaga la música y el licor deja de ser néctar para convertirse en bilis, el arte de los grandes caballeros oscuros, de los grandes jinetes de la marginalidad, de los románticos poetas del desorden...
Este homenaje es para aquellas noches que han dado cobijo a todos aquellos artistas malditos, dejándoles vomitar sus obras, derramar sus desesperanzas en suelos llenos de serrín, quedando un poso de amargura que otros han sabido ver y convertir en belleza. Para las noches por cuyas venas volaban como veneno genios venerados como Lou Reed, Tom Waits, David Bowie, Scott Fitzgerald, Edgar Alan Poe, Toulousse Lautrec, Orson Welles... y tantos otros, ¡que Dios les vendiga!, y Pepe Risi, el gran Pepe Risi...."Y que se yo, si estoy tan solo, quizás solo sea un sueño...", un sueño.
Joer, qué homenaje más bueno a las noches y por supuesto con el temazo de Burning de fondo. Genial
ResponderEliminarMe ha encantado este post, amigo. Qué texto más bueno. Luego vuelvo para leerlo de nuevo.
ResponderEliminarUn saludo!
Que gran homenaje a esa vieja compañera (la noche) entre humo ,alcohol y por supuesto viejos blues
ResponderEliminarUn abrazo mi amigo y buen fin de semana
Freaky: Esas noches son como el peligro mismo, en el fondo atrayentes, sin ellas muchas obras maestras no lo hubiesen sido o no hubiesen existido.
ResponderEliminarCelebro que te haya gustado.
Un abrazo.
Johnny: Adoró a Burning, y fué precisamente repasando este tema (por vez 1000000 o así) que se me ocurrió este post.
Gracias por pasarte y opinar.
Saludos.
Evánder: Y yo contento de que te haya gustado, es para todos, para mi y para el resto. Gracias
Un saludo.
luther blues: Que bueno volver a verle por aqui, que sería de esas noches y de esas copas sin unas gotas (bastantes y generosas) de blues.
Un abrazo, que suerte que estais en verano amigo, nos estamos pelando de frío, je,je...
Gracias a los cuatro, disfrutad del fin de semana.
Increíble post Mr. De Witt. Fantástico homenaje a tantos y tantos que por su amargura, insatisfacción, miedo y/o dolor nos dejaron grandes obras de arte. Porque está claro que las mejores son las que vienen de la desesperanza (qué pasará en el cerebro cuando ésta aparece...).
ResponderEliminarTodo un misterio pero también una realidad.
Un abrazo.
Joder tío, que buen texto..Felicidades!!! saludos.
ResponderEliminarBenditas y malditas son las noches, como las obras de muchos artistas y desde luego la soledad de Risi es un ejemplo perfecto.
ResponderEliminarGracias a la noche por engendrar tanta grandeza y felicidades por el post.
Un abrazo
Bruja avería: Y es que hay personalidades autodestructivas que tienen una capacidad para destilar dulces licores de la mas amarga melaza que solo en esas noches y salvajes puede fermentar.
ResponderEliminarMe alegra que te guste.
Un Beso.
manel: Muchas gracias manel, celebro que te haya gustado.
Un saludo afectuoso.
Arthur: Todo nace de "Una noche sin ti", tema ilustrativo de las noches de soledad de los artistas a los que nos referimos.
Que bueno que te haya gustado.
Un abrazo.
Y, para colmo, los pobres mortales, que de esas noches hemos bebido como todo el mundo, ni siquiera podemos pensar que al menos hicimos una obra de arte.
ResponderEliminarSi hasta las noches de vino y rosas exigen madrugadas de resaca y dolorosos pinchazos en los dedos, no quiero ni pensar qué pasó por la cabeza de Clapton cuando aquella noche escribió a su hijo aquello de "would you know my name if a saw you in heaven". ¿Será moralmente lícito disfrutar de una canción escrita con las lágrimas de un padre por el hijo muerto? ¿Deberíamos pagarle un canon extra de penosidad a la SGAE? Yo, es que soy doblemente culpable, porque me bajé la canción del Ares y ni siquiera le pagué a Clapton unos míseros centavos como derechos de autor... Qué asco me doy a veces.
Felicidades, Mr. Addison, por el aire que ha sabido dar a su texto
Ruben: Hombre tu dale ideas a los de la SGAE, aunque no sé si estos estan ahora para estas historias. Imagino que Clapton quiso compartir su dolor con todo el mundo y a la vez dar un homenaje a su hijo, y creo que lo consiguió. Lo del Ares no me lo esperaba de alguien decente como Vd.
ResponderEliminarMe alegra que te haya gustado el post.
Un saludo afectuoso.