Sex Museum - Sonic (2000) - Obras menores de artistas mayores

Crítica: Sex Museum - Sonic (2000)

...el apartado de la composición mantiene el nivel de excelencia de trabajos precedentes, con la adición para este tracklist de algunos cortes que con el tiempo se han convertido en clásicos de la banda.

Por Jorge García.


Tras cuatro años de silencio, en el año 2000 los madrileños Sex Museum vuelven al estudio, más concretamente a los míticos locales de Abbey Road, para facturar allí su octavo trabajo, que bautizaron como "Sonic". Con él, inician en materia discográfica año, siglo y milenio

Disco denostado en su momento por un sector de la parroquia afín al grupo por introducir secuenciadores, bases electrónicas y algún detalle de producción inédito hasta ese momento en las grabaciones de la banda.

Nunca me ha molestado la producción de "Sonic", obra del propio Fernando Pardo. Tampoco me ha dado la sensación de que con esas incursiones electrónicas la banda perdiera su personalidad ni su arraigo en cuanto a influencias y sonoridades, es más, me gusta este disco tanto como cualquier otro de Sex Museum, esto quiere decir que se mueve, como todos sus álbumes, entre el notable y el sobresaliente.

A Fernando, Miguel y Marta les acompaña en esta aventura el bajista Pablo Rodas y el baterista Kiki Tornado, confeccionando una poderosa formación. 

Con sus atenuantes sónicos de siempre: Hard Rock, Garage-Rock, Rock and Roll, Glam Rock... la banda suena con su contundencia y autoridad habituales, sin perder crédito en absoluto y sin que las polémicas nuevas incursiones mermen su discurso. Además de todo ello, el apartado de la composición mantiene el nivel de excelencia de trabajos precedentes, con la adición para este tracklist de algunos cortes que con el tiempo se han convertido en clásicos de la banda. Es por ello que un servidor rechaza de plano la calificación de disco menor con que ha sido frecuentemente asociado "Sonic".

Podemos encontrar musculosos temas de aceradas guitarras como "Flying high (R&R 65)" o "Night moster", por cierto, en la primera de ellas, esas programaciones electrónicas sientan fenomenal al terremoto decibélico y distorsionado que imprime Fernando. Envolventes atmósferas sónicas que se enredan en torno a la voz de Miguel en "P.V.C" o en la industrial "We can move" con gloriosas secuencias de sintetizadores esta última; placidez en base a guitarra y bajo para la extensa y Zeppeliniana "Empty my soul (in a ocean full of people)" o tramas psicodélicas en "Gotta get away".

Sin olvidar un hard-rock que crece y crece en intensidad como es "I walk alone" o los oscuros bramidos, también con el hard-rock como protagonista pero con la incorporación de esencias garageras, de "Pills" y otros cortes que para nada pierden comba con respecto a los mentados, lo cierto es que este álbum alberga uno de los mejores momentos del histórico musical de Sex Museum, me refiero a la soberbia y adictiva "Let's go out" que por sí misma disipa cualquier tipo de reserva que se pueda tener con respecto a este elepé.

Hacía tiempo que tenía ganas de retomar esta sección de obras menores de artistas mayores, y no se me ocurría mejor momento que el presente ni mejor obra que el suculento y más que notable "Sonic" de los inmensos Sex Museum.

Comentarios

  1. Totalmente de acuerdo, Jorge, un discazo de Sex Museum.

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  2. Un placer haber trabajado este disco con amigo de por vida

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  3. Desde luego que sí, es un disco tan bueno como el resto, es decir excelente.
    Abrazos

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