The Bats - Foothills (2020)

 

Crítica: The Bats - Foolhills

...una colección de canciones de pop pastoral y bucólico, con un poso de melancolía y un tono reflexivo en los textos...

Por Jorge García.



El tiempo pasa, inexorable y ajeno a los problemas del mundo. Según las coordenadas vitales y momentáneas, su carrera puede parecer vertiginosa, o bien lenta y pausada.

En la música de The Bats todo indica a una placidez que parece detener, o cuando menos atenuar el frenesí del paso de los años. Y esto es perfectamente constatable en las canciones de su décimo disco (en casi cuarenta años de carrera) titulado "Foothills" y publicado en los primeros compases de este mes de noviembre que ya va terminando.

La poca relevancia que el tiempo parece tener en el entorno de esta banda es significativo tanto en cuanto que estas nuevas canciones fueron grabadas en 2018 y no han sido publicadas hasta ahora. Robert Scott, voz solista y autor de todos los temas, se llevó a su banda, que continúa con los mismos nombres y apellidos desde su fundación en 1982,  a grabar el disco al interior de su país de origen (Nueva Zelanda), a Kowai Bush, rodeados de naturaleza, cerca de la estación de esquí y compartiendo el día a día con trabajadores de la misma. Un lugar donde el tiempo sin duda, transcurre a un ritmo diferente.


El sonido y esencia de The Bats no ha experimentado grandes cambios a lo largo de los años, y eso queda de manifiesto en "Foothills". Seguimos escuchando una colección de canciones de pop pastoral y bucólico, con un poso de melancolía y un tono reflexivo en los textos, que inciden en una suerte de optimismo esperanzador.

La sucesión de las canciones se asemeja a un agradable paseo por el campo, con el húmedo airecico de la tarde agitando los charcos de las últimas lloviznas, con los pensamientos arremolinados en torno al silencio de una naturaleza agazapada y en ebullición y la paz de un entorno amigo y fértil. No hay sobresaltos ni momentos de excitación más allá de los sensibles y volátiles efluvios sónicos y las sencillas melodías que se entregan desnudas, con el acompañamiento de guitarras acústicas que marcan el camino, eléctricas que se contonean entre susurros de escobillas y un parlamento vocal y coral que recuerda a los cuentos rurales y de centenaria tradición oral.

El disco fue presentado hace algunos meses con el corte más inquieto del lote, "Warwick", al que le dió el relevo la plácida y hermosa "Another door", para terminar el capítulo de singles hasta la fecha con la estupenda "Beneath the visor". Aunque el trabajo ofrece hasta una docena de rincones encantados y adormilados en la estática del tiempo y el espacio.




The Bats viven aparentemente ajenos al mundanal ruido, sin empeñarse en cabalgar sobre el tiempo, con lo cual, su música parece flotar entre coordenadas espacio-temporales sin detenerse en manipulaciones sónicas o produccionales, cantando cuentos indelebles a la rotación y traslación del planeta, sin pretender destacar, haciendo música y dejando que esta fluya libre. Igual merece la pena perder un poco del tiempo que nos sobra en escuchar sus canciones.

Reseña publicada el pasado 28 de noviembre en el Exile SH Magazine.

Comentarios

  1. Totalmente desconocidos para mi, pero tiene muy buena pinta. voy a poe el.
    Gracias socio

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    Respuestas
    1. Espero que te guste, no es todo lo rockero que a nosotros nos gusta pero es un muy buen disco con otras texturas.
      Salud!

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