Una extraña carta y felicitación navideña...


Abría los ojos esta mañana sin ser aún consciente de que ya es nochebuena. Como un robot perezoso me encaminé hacia la ducha, desayuné y volví a la habitación a hacer la cama. Al levantar la almohada me encuentro con un sobre, pienso que se debe tratar de un christmas que ha llegado a tiempo por los pelos, lo que no puedo entender es cómo ha llegado hasta allí. Lo alzo y descubro, en una letra que me resulta familiar, mi nombre escrito en el remite, y un sello con la cara del emérito por valor de 30 pesetas.

Extrañado, busco en la solapa del sobre algún nombre que me indique quién puede haber envíado la carta, la pregunta de cuándo y cómo había llegado hasta debajo de la almohada, de momento no quería enfrentarla, era un misterio. Y aún no había visto nada.

La misma letra del remite había formalizado en el remitente las señas de la casa de mis padres, en la que me crié, y por supuesto el mismo nombre y apellidos en ambos lados del sobre: mi nombre y mis apellidos.

Volví a la cocina, era demasiado pronto para enchufarme un copazo, aunque es lo que en realidad necesitaba, así que opté por otro café, esta vez solo. Intenté tranquilizarme, no podía ser lo que parecía, es imposible.

Más tranquilo decidí abrir el sobre y leer la carta que en buena lógica debería habitar en su interior. Efectivamente allí estaba, escrita con bolígrafo negro, el color que usaba en mis años mozos para escribir (el azúl me parecía aburrido). La desplegué ante mi, apuré el café y empecé a leer.


Bilbao, 22 de diciembre de 1996

¿Cómo va esa vida, yo del 2020?. No sé si recordarás, en tu incipiente vejez, el día que escribí esta carta, aunque bien pensado, ignoro si algún día llegarás a leerda, la barrera temporal parece insalvable, y la verdad es que esta vida juvenil y hedonista propia de los noventa, también me hace albergar ciertas dudas...

Me explico: como verás arriba en la fecha, ayer fue Santo Tomás, y claro, lo que empezó con un timbrazo al telefonillo y una conversación más o menos así: "venga tío, bajamos un rato, vemos el ambiente, nos tomamos un txorizo con talo y probamos el txakoli, para la hora de comer, estamos en casa"... terminó a una hora ambigüa y nebulosa de la madrugada en el Umore Ona, exprimiendo las enésimas cervezas de la noche, fumando canutos, dislocándonos el pescuezo con las canciones de los Stones, los Faces y los Led Zeppelin que pinchaba Xuxo y buscando a alguien que nos diese amor (o cuando menos sexo) en esa hora nefasta en que la noche deja de ser histeria de campeones para convertirse en melancolía de perdedores.

Te puedes imaginar la resaca con la que me he levantado hoy, estado general más que fatal que los putos niños del colegio de San Ildefonso no hacen nada por mejorar con la puta cantinela de la lotería (espero que en esos años tuyos ya se hayan cargado la jodida tradición de los niños de marras).

Por eso decía que al paso que va la burra, y si no cambias de hábitos, no tengo nada claro que sigas en pie en la frontera de los cincuenta en la que te debes de encontrar.

El motivo de que te escriba es que tras un año convulso (creo que si no te está fallando ya el caletre, recordarás este año), necesito algunas pistas: algún consejo de señor mayor, o por lo menos un chivatazo sobre por donde van a ir los tiros. 

¡¡¡Porque es que parece que todo se va a tomar por culo!!!...¿Quién me iba a decir que con esta edad ni siquiera era dueño de la llave del cofre donde se escondían los más lúbricos y oscuros secretos de las apetencias?, ¿Cómo imaginar que una mañana te levantarías preocupado por el futuro, si habíamos quedado que lo suyo era vivir el momento?, ¿Qué regate del destino consigue que ciertas certezas dejen de serlo de la noche a la mañana?, ¿Cómo puedo hacer para dejar de recordar el dorado color miel de sus ojos, para no pensar contínuamente en cómo la perdí?.

El mundo cambia, y no me gusta nada el cariz que estan tomando los acontecimientos. Necesito saber que todo volverá a la normalidad. El tema de los putos ordenadores se va de madre tío, recordarás que los detestamos, pero es que con el rollo ese del Windows de los cojones, ahora todo dios puede ser informático, o al menos parecerlo. ¿Y los teléfonos?, vale que algunos horteras lleven teléfono en el coche, pero es que el personal lo empieza a llevar encima, unos armatostes de puta madre, que pesan un quintál y que hacer una llamada cuesta un ojo de la cara, y la peña hablando por teléfono en la calle como si nada... me imagino que esto será una moda pasajera, porque yo no me pienso comprar un cacharro de esos, ya te lo digo. 

También se habla mucho de internet, de momento me la trae bastante floja de qué vaya ese tema, tiene pinta de ser un rollo macabeo, me imagino que al final esto será como el minidisc, y el personal terminará pasando también de este tema... Es que si a esto le sumas que ahora hay más canales de televisión, el DVD este que sale ahora, que es igual que un vídeo pero con las pelis más caras y los jodidos videojuegos, alfinal no vamos a salir de casa... y a nuestra cuadrilla lo que nos mola es salir de fiesta, quemar las noches, ir a conciertos de rock and roll y patrullar por la ciudad en busca de tías (o tíos).

Oye, otra cosa, cuentame por favor: ¿qué tal han ido las cosas?... me imagino que de estrellas de rock and roll, nada de nada. Pero por lo menos estaremos leyendo todos los miles de libros que queríamos leer, y me imagino que a tu edad ya tendrás un número de discos que se cuente por miles... ¿Y escribes algo, o sigues llenando papeleras a base de cuartillas arrugadas con apenas tres renglones escritos?...

No me dirás que con la madurez empezaron a morir cosas. Necesito saber que a los cincuenta te sigues empalmando cuando escuchas el punteo del "Highway star" de Deep Purple... dime que sigues siendo el mismo depredador de siempre, capaz de zafarte en las primeras filas de los conciertos, mimetizado con el azuferino entorno y que no te quedas en el sofá viendo algún concurso idiota en la tele...

¿Hemos viajado?, espero que el mundo haya presenciado nuestra pose y pedigreee. Que sobreviva la ilusión por volver a casa tras días agotadores y escribir intrépidas historias sobre todo lo visto y vivido, sobre las ciudades que hemos respirado y las madrugadas míticas en que hemos rugido como fieras sedientas de poesia.

Pasado mañana es nochebuena, me imagino que a tu edad las cosas no serán como ahora, no creo que te líes a tomar potes desde la mañana y te de la hora de cenar medio borracho y abrazando a los colegas como si en realidad la navidad nos importase un carajo.

Pero de todas maneras, creo que aquí y ahora, en la íntimidad que ofrece este extraño viaje espacio-temporal, podemos reconocernos el uno al otro (que raro suena esto), que en realidad nos encanta la navidad, y por eso te quiero desear una feliz noche, y espero que ojalá la paz y el amor se apretujen para dar mimos a aquellos que el 24 por la noche estén junto a ti. 

Espero que los aitas aún estén por ahí dando guerra, dales un beso. Y ojalá los años que nos separan te hayan dado tanto (nos hayan dado tanto en realidad), que no necesites recordar 1996 y todos los sueños que teníamos, porque se hayan ido cumpliendo, y si es así, que no se hayan convertido en rutina.

Feliz navidad camarada, y respóndeme lo antes posible que no puedo con la incertidumbre.

Jorge.

¡Salud y rock and roll!

Quiero desear a todos los que os pasáis por esta casa una muy feliz navidad, ojalá que el amor se imponga y solo tengáis ante vosotros rostros bellos, amados y moderadamente felices, y que la esperanza vuelva a nuestras vidas. 

Salud!!!



Comentarios

  1. Feliz navidad Addison. Bonito regreso al pasado. Abrazotes a toda la familia

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  2. Igualmente Addi, hacer demasiado caso al tiempo es caer en la trampa.
    Fuerte abrazo,

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    1. Completamente de acuerdo Javier. De momento aquí seguimos así que todo bien.
      Un abrazo.

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