Ezra Furman - "Twelve nudes" (2019)



 hay mucha desesperación en los surcos de "Twelve nudes", pero también hay sumisión (que no rendición), rabia, reflexión y mucha crítica...

Si no fuese por la recomendación de my friend Juanjo Mestre, no me hubiese puesto a la tarea de escuchar el último disco de Ezra Furman. ¿El motivo?, lo floja que me parece su última producción, en especial su anterior disco en solitario del pasado año "Transangelic exodus", que motivó la falta de interés que he sentido inicialmente por "Twelve nudes", que es como se titula el álbum que el de Chicago nos ha preparado para este año, y que supone mi reconciliación con él.

Agradecer al señor Mestre la llamada de atención, pues efectivamente éste sí es el Furman que yo quiero escuchar, y "Twelve nudes" el disco pletórico y fulminante que venía esperando desde hace años.
En palabras del propio Furman: "Los tiempos desesperados hacen canciones desesperadas", y ciertamente hay mucha desesperación en los surcos de "Twelve nudes", pero también hay sumisión (que no rendición), rabia, reflexión y mucha crítica.


Los tiempos del glam y la locura parece que momentáneamente han pasado y también las teclas de su precedente trabajo, aquí la mugre sónica en guitarras, la percusión desordenada y cierto caos punk campan a sus anchas. El sonido que se destila en todo el disco clama por enfatizar las actitudes díscolas y transgresoras del autor desde un mirador más embarrado y cáustico.

También se busca inmediatez, que el golpe sea certero al tiempo de raudo, que el mensaje sea transmitido sin excesos retóricos u oratorios, que en poco más de tres minutos, como mucho, quede plasmada la arenga: clara y diáfana, contundente y categórica. Para ello ayudan unas melodías con tendencia a la velocidad y una vocalidad de tono agresivo, no diría violento, pero sí tajante, además de un sonido que brilla a pesar de venirnos encima chorreante de pringue.

Todos los ingredientes son pasados por la sartén y cocinados con mucha manteca, el resultado es "Twelve nudes": un disco en cierto modo desquiciante, pero repleto de nihilismo y punk de cierto (y antagónico) tono elegante.

"Calm down aka I should not be alone", galopa gracias a un bajo desbocado, mientras las guitarras escoltan el parlamento vocinglero y acusador de Furman, unos coros luciferinos (alusión a los Stones simpatizantes del diablo) dan una sensación de inquietante amenaza, un gran inicio.

Y la cabalgata de temas, arengas y reclamaciones sigue con pelotazos inapelables como "Evening prayer aka justice" o la punkarra y delirante "Rated R crusades". El delirio llega de la mano de "Thermometer" y el desorden más vehemente e iracundo con "Blown". Vuelve la luz con frenesí en "My teeth hurt" y el colofón viene de la mano de la protesta noise y rugiente de un rock and roll titulado "What can you do but rock'n'roll?".


Si hay cierto acercamiento glam en la estupenda "Transition from nowhere" y esencias grunge en otra gran escala de este viaje: "Trauma".

¿Tal vez sea una revisitación del amor como ingrediente necesario para la vida la magnífica "I wanna be your girlfriend?", no sé, pregunto. Y similar cuestión podríamos hacernos, esta vez en referencia al patriotismo, a la hora de comentar otro gran momento como es "In America".

No me ha costado mucho conectar con "Twelve nudes", apenas una escucha. Aquí hay ingredientes más que suficientes para cocinar un plato contundente para la conciencia, resucitador de sensaciones y regurgitador de porquerías morales, y de las otras.
Uno de los discos del año, no lo duden.

Se recomienda visitar la reseña sobre este mismo trabajo publicada por Juanjo Mestre para el Exile SH Magazine pinchando AQUÍ.

Comentarios

  1. Gracias por la mención. Yo no tengo dudas de que es de lo mejorcito de Furman, para mí su gran POM, y uno de los grandes discos del año. Abrazos.

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    1. Yo también diría que es su mejor disco hasta la fecha, y sin duda de lo más destacado del año.
      Abrazos.

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