Maderita - "Vivir para creer" (2009) - El sueño del insomne.


Por algún motivo que desconozco, aunque sospecho que tiene que ver con los horarios laborales, llevo unos días que duermo fatal, me despierto en medio de la noche y empiezo a dar vueltas y a pensar en cosas raras, y no hay manera de retornar al sueño.
Esta noche de nochebuena se han incorporado al carrusel los excesos en cuanto a comida y bebida, y cuando he abierto los ojos y el reloj me decía que faltaban unos minutos para las seis de la madrugada, casi me he alegrado, podía haber sido peor.
No he intentado volver a arrejuntarme con Morfeo y he buscado calor en otros brazos, he decidido volar por otros cielos más calmos, sedantes y analgésicos. He sentido la necesidad de rememorar uno de los episodios más sorprendentes y al tiempo medicinales que he vivido en este año, aprovechando aquello de hacer balance.
He vuelto al pasado mes de noviembre, a Valencia, al Tulsa café y a la buena compañía, a la cháchara amable y reconstituyente y a las hermosas canciones de Maderita, que durante un recital inaudito me pareció que cantaban sus canciones para mi, pobre diablo que llevaba años sobre la epidermis del planeta sin conocer aquellas piezas de sencilla orfebrería y de poesía de piel y corazón.


Maderita es un proyecto formado por el imprescindible cantautor valenciano Julio Bustamante y el grupo pop -también de la capital del Turia-, Ciudadano. Varios lustros entre uno y otros y sin embargo apenas separación en lo importante, en lo emotivo y coincidencia casi total en las sensaciones vitales que terminan siendo pasto de canciones y poesías.
Y en "Vivir para creer", que es como se tituló el milagro resultante del encuentro, hay éso: importancia, emociones, sensaciones, canciones y poesías. Porque cuando una canción es hermosa sin mirarse al espejo y sin sucumbir a las exigencias de Narciso, cuando un poema es grande sin calibrar la trascendencia que busca con maquillajes de retórica, entonces hallamos la magia de lo real, lo cercano y lo humilde, y la belleza se encuentra a gusto en compañia tan decorosa.
Por eso los sanos estarán en la gloria entre las canciones de Maderita, porque son coplas de paz para los decentes, los despiertos del sueño de las contaminadas ambiciones y los que en el contacto con otras epidermis sienten que la propia se excita, y por tanto el corazón laterá y esparcirá calor al contacto con canciones tan hermosas y sosegadas como éstas. Cánticos que susurran su mensaje como el sentido aviso de una tempestad habida hace años y que encontramos dentro de una botella encajada en la arena de una playa mediterránea y que fue un grito de aviso y esperanza perdido en el mar. Serenatas que no se adscriben al amanecer sino a cualquier hora del día o de la noche, que deslizan como la voz de la conciencia su torrente de sentimientos en oídos receptivos. Y entonces todo funciona, todo encaja, vivir para creer, creamos. Cómo yo he creido esta noche de insomnio.
Vivan, crean y sientan, es fácil, escuchen a Maderita...


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