Solo en Praga, historias del metro, la belleza humilde y mi encuentro con Nicky Winton (1909-2015)...Otro héroe desconocido.

Praga

Que viajar enriquece es una obviedad, no desentierro ningún misterio oculto a los ojos de la muchedumbre con esta afirmación, más bien lo que hago es soltar una Perogrullada. Pero viajar en soledad es además un ejercicio de autoconocimiento más que interesante.

Caminando por Praga descubrí algunas cosas de mi mismo que si no ignoraba, lo cierto es que tampoco las tenía confirmadas con el peso de la experiencia. El caso es que hay cosas que entiendo que sólo se pueden descubrir en soledad, sin las interferencias de la camaradería y del actuar llevado por la avalancha de acontecimientos rodeados del ruido del ímpetu o de la ilusión desaforada cargada de euforia.

El planteamiento es simple, y por poner un ejemplo un tanto frívolo pero que creo que puede resultar perfecto para una fácil comprensión de lo que intento explicar con más deseo que acierto me temo, os comentaré el episodio del metro de Praga: Es posible entrar en el vagón sin necesidad de pasar por ningún control intermedio, desde la calle hasta el interior del tren no hay ningún obstáculo que se deba salvar por medio de un billete o bono de transporte que oficie de llave, se sobreentiende que uno ha pagado y adquirido esta llave, y con esto se da el tema por zanjado.
Casa danzante

En un país donde lo queramos o no, la corrupción anida en los círculos financieros, políticos, empresariales, deportivos y también ciudadanos, - esta circunstancia es la que todos dejamos aparcada en nuestro subconsciente mientras señalamos a los que asoman sus vergüenzas a las pantallas o titulares de prensa, - la posibilidad de viajar durante días sin desembolsar el dinero del billete, contando con la tranquilidad de que el hecho no va a tener consecuencias, es tentador. ¿Qué hacer?, adquirir el billete en un acto que en esta sociedad viciada en la picaresca desde el siglo de oro, sería tildado por muchos como "de gilipollas", o ser consecuente y gastar un dinero que justo es desembolsar por el servicio a recibir. No quiero mentir a los lectores y menos a mi mismo, la duda me asaltó, pero con orgullo que no soberbia diré que adquirí el ticket semanal, no lo utilicé, simplemente lo metí en el bolsillo de la chaqueta donde ha aparecido esta mañana junto con otros billetes similares, ese acontecimiento pueril es el que te permite, en la soledad del bullicio, conocer un poco mejor quién es el tipo del espejo con el que te encuentras cada mañana. Aplicar este ejemplo a otros momentos más íntimos o peliagudos y comprenderéis a lo que me refiero.

Plaza del ayuntamiento viejo
Praga es bella, plácidamente bella, tiene una belleza, ¿cómo decirlo?, provinciana, como esa belleza que anida en las piedras moldeadas por siglos de la Castilla peninsular, una belleza que no es consciente de su cualidad y por ello no se la cree.

Las torres, las iglesias, las plazas, calles y puentes, los edificios, museos y teatros, todos se presentan con la humildad del que posee una belleza sin par pero que no se regodea en ella, pues en el fondo sabe que no es mérito suyo, como tampoco es culpa de los ríos contaminados que arrastren la basura derivada de la ambición humana.

La belleza de Praga es demoledora pero no humillante, no como esas construcciones opulentas creadas a imagen y semejanza de los delirios de cualquier tirano con pánico a la muerte, y que veía en la autosuficiencia y la soberbia imposición de su fatuo poderío una vía (muerta eso si) hacia la inmortalidad. En Praga las gemas de la arquitectura parece que nacen de una tierra fertil para la hermosura, todo parece empastar con el pueblo, no con los genocidas que embaldosan la historia del hombre y que dejan como testamento millones de muertos y males inenarrables ocultos tras joyas arquitectónicas que no pueden evitar su auto-complacencia y voluntad de humillar a los ínfimos seres que se plantan ante ellas.

Catedral San Vito

En Praga mandan las lineas rectas, la sobriedad y la oscuridad como elemento de hermosura, las plazas sin moderneces ni comodidades, las torres que elevan al cielo su testa orgullosas de lo que ven desde allí, los puentes que anidan figuras que cuentan historias de reyes, religiosos y asesinatos en un ámbito medieval...todo es medieval en Praga...de excitante misterio.

Puente Charles


Catedral San Vito en el Castillo
Los castillos no son tales y la sobriedad del ejército se mezcla con las casas pequeñas y modestas, hermosas y acogedoras del pueblo empedrado que vio nacer a los Praguenses que hiciesen de la capital bañada por el Moldava la leyenda que hoy es: el callejón del oro donde vivió Kafka.
Las iglesias, desde la suntuosidad gótica de la catedral de San Vito que domina el botxo checo a las torres majestuosas de Nuestra Señora de Týn que vigilan el paso del tiempo, que tiene como vehículo su vecina torre del ayuntamiento viejo con el incomprensible reloj astronómico, hasta mi favorita, la Basílica de San Nicolás de una hermosura que aún no he conseguido asimilar tras la inicial sorpresa de dorados y maderas copulando en un éxtasis de belleza sin igual.

Antiguo cementerio judío
Las calles y casitas del barrio de Stara Strana, los incorruptos sentimientos que se arremolinan en los siglos de historia hebrea que se visitan con entusiasmo y placidez en el barrio judío, capitaneado por esa maravilla que es la sinagoga española y llegando en retaguardia el viejo cementerio con sus memorias enterradas en una extraña visión del caos ordenado que conduce al más allá.

Muro de John Lennon

Interior Basílica San Nicolas
El muro de John Lennon donde empezó la lucha juvenil, cuando los tiempos eran más oscuros. Otro muro que toque tembloroso un año antes y que separaba a los hombres y mujeres como si de alubias (de año o viejas) se tratasen, cubriendo de vergüenza y sonrojo el continente. Este es otro muro, custodiado por el optimismo de un país que avanza a paso firme, y por los trovadores que allí acuden a sacudir las inmortales coplas del genio de Liverpool.

El día de mi partida decidí dar un último paseo por la ciudad que me había acogido, alimentado (muy bien) y dorado las pupilas durante los últimos días. Paseando por la avenida de Venceslao decidí acercarme a unos paneles que vi desde el primer día sin acercarme a ellos, pues pensaba que era publicidad de cabarets, cines y espectáculos en general.
Al acercarme acarreando la maleta vi que se trataba de una reconstrucción histórica de alguien que había muerto recientemente, el 1 de julio último, y que sin duda era una figura importante en Chekia, y luego comprobé que en el mundo. Al leer la historia comprendí que se trataba de una figura casi beatífica en el planeta entero: don Nicholas Winton.

Pena y sonrojo da pensar que hasta este día no tenía conocimiento de este señor. En un mundo donde nos atiborran con noticias de mil y un mediocres, frikis o gilipollas integrales que parecen hacer girar la rueda de la prosperidad y latir los corazones de un populacho que se acurruca al calor de las vidas idílicas de cartón piedra de deportistas, artistas, figuras del toreo o la farándula, tratando así de asimilar un fracaso que en realidad no es tal, -puta costumbre de relacionar éxito con dinero-, fracaso; un mundo así parece no tener tiempo para reparar en alguien como Nicky Winton.

Homenaje Nicky Winton estación Praga
Pero por si alguien que ha llegado a este punto de la perorata no conoce a este señor, como me pasaba a mi, le cuento brevemente quien es este héroe desconocido.

Nicholas Winton fue un británico de origen judío que salvó de la muerte en los campos de concentración a 669 niños judíos de Praga ante el terrible final que les esperaba en los campos nazis, pues el país ya había sido invadido por las tropas alemanas y el éxodo era la vida o la muerte. Nicky Winton apostó por la vida, de los que pudo, de los niños, la mayoría de los padres y abuelos de estos niños murieron en los campos.

Los consiguió trasladar a Inglaterra, sacándolos del país en nueve trenes, aunque el último no consiguió salir de la estación, las SS impidieron in extremis su salida de la estación de Praga, Alemania había invadido Polonia y las fronteras habían sido cerradas.

Fotografía Nicholan Winton con un niño

Para ello, el señor Winton solicitó ayuda a gobiernos europeos, corría el año 1939 y solo Suecia y Gran Bretaña respondieron positivamente (el mundo no cambia amigos, la solidaridad sigue bajo mínimos).

Ahora el problema era la financiación, pidió ayuda a particulares, en diarios, en iglesias y sinagogas, puso de su capital (era operario de banca), tras mucho esfuerzo, finalmente consiguió las 50 libras por niño que solicitaba el gobierno británico y una familia de acogida para cada refugiado, y así el 14 de marzo de 1939 se efectuó el primer traslado, siguieron otros ocho, sólo siete más con éxito.

No paró aquí su actividad y en el Reino Unido creo el Comité británico para refugiados de Checoslovaquia, sección niños. Poco a poco, tras la contienda, estos niños pudieron volver a su país habiendo recibido una educación y acogida por parte de familias y el comité citado que creo don Nicky Winton.

Este hecho no conoció reconocimiento ni condecoraciones, es más, pasó al olvido y nadie supo nada de Nicky durante 50 años. Mientras triunfaban todo tipo de naderías y frivolidades, Nicholas Winton continuaba con una vida sencilla y a la sombra de su hazaña.

Uno de los muchos vídeos que se pueden encontrar en la red sobre la vida y obra de Sir Winton.


No fue hasta 1988 cuando su mujer Greta se puso en contacto con la periodista especializada en el holocausto Elisabeth Maxwell que el héroe se hizo visible. Se publicó en los diarios, y la BBC le reunió en un programa con algunos de los niños, ya ancianos, que había salvado medio siglo atrás.

Se convirtió en una figura reverenciada y le fueron concedidas todo tipo de condecoraciones, países como éste, más preocupado por las andanzas de CR7, Mesi, Belén Esteban y similares sujet@s, o la bazofia política que nos azota no ha hecho ni puto caso a este señor y confieso que desconocía esta historia hasta que emocionado la fui leyendo en los paneles que jalonan la yugular de la avenida Venceslao de Praga.

Encuentro de Nicholas Winton con los niños en 1988 en un programa de la BBC.


Necesitaba escribir las sensaciones que me traigo de esta ciudad bella y dolorida por la historia, castigada por el frió y la nieve, oscurecida por la noche dominante en su cielo y bohemia, triste, romántica, tranquila, acogedora, fría, simétrica...única.

Esta es la breve y no demasiado importante historia de un hombre que paseó durante unos días solo por Praga.

Enlace de la wikipedia sobre Nicholas Winton.

Comentarios

  1. Estupenda entrada. Tengo pendiente Praga. Tienes razón en lo de viajar sólo: yo me fui a Japón sólo y, aunque suene a tópico, "me encontré a mi mismo". Saludos.

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    1. Es una experiencia que resulta muy interesante, yo repetía tras el año pasado en Berlin y creo que seguiré buscando.
      No te pierdas Praga.
      Abrazo.

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  2. Ya tenía ganas de visitarla, ahora tengo más! Gracias!

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    1. Preciosa, inolvidable, no te la pierdas, me alegra verte por aquí Moni.
      Un beso a los tres.

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  3. Qué entrada más chula, brother. Tengo pendiente una visita a esta ciudad, y me acabas de convencer, si es que no lo estaba ya.

    Un abrazo!

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    1. Es realmente preciosa Evánder, y además barata, te la recomiendo sin dudar.
      Un abrazo fuerte y gracias.

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  4. Pedazo de entrada a la altura de esta bellísima ciudad. Yo estuve hace años y me dejó más que satisfecho. Es un sitio para perderse. Si no recuerdo mal hice una entrada en mi blog sobre el muro de John Lennon. El barrio de Mala Strana es una pasada.
    Antes de conocer a mi mujer también viajaba solo a ciudades como Paris o L.A. Poco podía confiar en los colegas en aquellos años para planear algo, je,je.

    Saludos.

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    1. Yo llevo dos años y me encuentro agusto paseando por ahi, solo, las vacaciones en estas fechas no te da demasiada opción a la compañía, la peña anda currando ya.
      Praga es única, investigaré en tu blog.
      Saludos.

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  5. Preciosa cronica de esa ciudad que debe ser maravillosa........poder visitar.
    Un saludo

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    1. Gracias victor, te aseguro que es una ciudad mágica.
      Abrazo.

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  6. Parece una ciudad de ensueño y casi la has acercado hasta aquí con tus líneas tan expresivas.
    Me alegro por tu experiencia y por haberla sabido disfrutar.
    Muxus

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    1. Ya te contaré con fotos jajaja, Una ciudad realemte bonita, muy bohemia y musical.
      Muxus.

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  7. Gracias por acercarnos a tan bella ciudad de una forma tan espiritual y reflexiva que tanto nos hace falta a todos de vez en cuando.
    Maravilloso relato. Has aumentado mi ansiedad en visitarla o mejor dicho disfrutarla.

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    1. Pues acercate, que es un rato y merece la pena, te gustara y hay musica en cada esquina.
      Abrazo.

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  8. Estuve en Praga en un viaje combinado que empezó en Viena y terminó en Budapest, allá por el verano de 2007. La ciudad, como bien relatas, es de una belleza sobrecogedora, con un ambiente urbano que refleja lo mejor de distintas épocas, desde el medievo hasta el modernismo de finales del siglo XIX (Lo único que no me gustó fue la avalancha turística que invadía prácticamente todos los lugares, pero en fin, era la época estival y se suponía que muchos "nuevos bárbaros" habían tenido la misma idea que yo al visitar la ciudad).
    Muy interesante la reflexión sobre la soledad del viajero, reencontrándose a sí mismo, y el descubrimiento de Nicky Winton. También la dicotomía entre la grandeza infatuada de otras ciudades (París, por ejemplo) y la humildad de otras urbes que, como Praga, no necesitan exaltar en demasía su magnificencia para que queden (para siempre) en el recuerdo.
    Abrazos,
    JdG

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    1. Si hay mucha gente, en pleno otoño y la ciudad estaba llena, me alegra que aprecies esa belleza humilde que detecté y que se contrarresta con ciudades como Paris efectivamente.
      Gran descubrimiento el de Nicky Winton, unos días que se quedarán en el recuerdo.
      Abrazo.

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  9. Qué lujazo leerte, mysuperfriend. Lo de los billetes me ha encantado. Y me has contagiado ganas de ir. Abrazos.

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    1. Me alegra que te haya gustado el relato, es veridico y desde luego que te recomiendo la visita a esta ciudad, es realmente hermosa y un lugar en el que descubrir historias y rememorar pasados cercanos y lejanos.
      Un fuerte abrazo.

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